La neuropsicología es una disciplina que estudia las relaciones entre el cerebro y la conducta, especialmente las funciones cognitivas como la atención, la memoria, el lenguaje y las emociones. La neuropsicología puede ayudar a la ansiedad al comprender los mecanismos cerebrales que se activan ante situaciones de estrés o amenaza, y cómo afectan al rendimiento cognitivo y al bienestar emocional.
La ansiedad es una reacción normal y adaptativa que nos prepara para afrontar los desafíos de la vida. Sin embargo, cuando la ansiedad es excesiva, persistente e irracional, puede convertirse en un trastorno que dificulta el funcionamiento diario de la persona. El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación exagerada y difícil de controlar por diversos aspectos de la vida cotidiana, como el trabajo, la salud, la familia o el futuro.
A nivel neurológico, el TAG se ha relacionado con un incremento en la actividad del circuito corticotalamoestriado de la corteza prefrontal dorsolateral, junto con hiperactividad en de la amígdala, la corteza cingulada anterior y la corteza orbitofrontal. Estas regiones cerebrales están implicadas en el procesamiento de la información emocional, la regulación de la respuesta al estrés y el control ejecutivo. Además, los pacientes con TAG muestran una mayor sensibilidad a los estímulos de carácter amenazante o ansiógeno, lo que afecta a su atención selectiva, su memoria de trabajo y su inhibición cognitiva.
La neuropsicología puede ayudar a la ansiedad al evaluar las posibles alteraciones cognitivas que presentan los pacientes con TAG y ofrecer estrategias de intervención para mejorar su calidad de vida. Algunas de estas estrategias son:
– Entrenar la atención para reducir el sesgo hacia los estímulos negativos y aumentar el foco en los aspectos positivos o neutros de la realidad.
– Potenciar la memoria de trabajo para facilitar el manejo de la información relevante y evitar el ruminar sobre los problemas o las preocupaciones.
– Mejorar la inhibición cognitiva para disminuir las respuestas impulsivas o automáticas ante situaciones de ansiedad y favorecer las respuestas racionales o adaptativas.
– Fomentar la inteligencia emocional para identificar, expresar y regular las propias emociones y las de los demás, así como para desarrollar habilidades sociales y de comunicación.
– Aplicar técnicas de relajación para disminuir los síntomas físicos y psicológicos de la ansiedad y aumentar el bienestar personal.
La neuropsicología puede ayudar a la ansiedad al proporcionar un conocimiento más profundo del funcionamiento cerebral y cognitivo de los pacientes con TAG y al ofrecer herramientas para mejorar su capacidad de afrontamiento y su autoeficacia. La neuropsicología puede colaborar con otras disciplinas como la psicología clínica, la psiquiatría o la medicina para ofrecer un abordaje integral e individualizado del TAG.


