Los desacuerdos y conflictos son inevitables en cualquier relación de pareja. Sin embargo, la forma en que los manejamos puede marcar la diferencia entre una relación sana y una relación tóxica. La terapia racional emotiva conductual (TREC) nos ofrece algunas pautas para afrontar los problemas de pareja de manera constructiva y respetuosa.
La TREC es una forma de psicoterapia que se basa en el principio de que nuestras emociones y conductas están determinadas por nuestros pensamientos. Según esta terapia, no son las situaciones las que nos hacen sentir mal, sino las interpretaciones que hacemos de ellas. Por lo tanto, si queremos mejorar nuestro bienestar emocional y nuestra relación de pareja, debemos aprender a identificar y modificar los pensamientos irracionales que nos generan malestar.
Los pensamientos irracionales son aquellos que no se ajustan a la realidad, que son exagerados, absolutistas o catastrofistas. Por ejemplo, si pensamos que nuestra pareja debe estar siempre de acuerdo con nosotros, que nunca podemos cometer un error o que si discutimos es el fin de la relación, estamos teniendo pensamientos irracionales que nos impiden resolver los conflictos de forma efectiva.
¿Cómo podemos cambiar estos pensamientos? La TREC nos propone un método llamado ABCDE, que consiste en los siguientes pasos:
– A: Identificar la situación activadora, es decir, el hecho concreto que desencadena el conflicto o el malestar.
– B: Identificar el pensamiento irracional que tenemos sobre esa situación.
– C: Identificar la emoción o conducta consecuente que se deriva de ese pensamiento.
– D: Discutir o disputar el pensamiento irracional, buscando evidencias que lo contradigan o lo cuestionen.
– E: Elaborar un pensamiento alternativo más racional y adaptativo, que nos ayude a sentirnos mejor y a actuar de forma más adecuada.
Veamos un ejemplo:
– A: Mi pareja llega tarde a casa sin avisarme.
– B: Mi pareja no me respeta ni me quiere. Seguro que me está engañando con otra persona.
– C: Me siento enfadado, triste y celoso. Le grito y le reprocho su actitud.
– D: ¿Qué pruebas tengo de que mi pareja no me respeta ni me quiere? ¿Qué pruebas tengo de que me está engañando? ¿Es posible que haya tenido algún imprevisto o algún problema en el trabajo? ¿No hay otras explicaciones más razonables para su retraso?
– E: Mi pareja puede tener motivos válidos para llegar tarde. No tengo por qué pensar lo peor sin antes hablar con ella. Si le expreso mi preocupación y mi malestar de forma calmada y asertiva, podremos entendernos mejor y evitar una discusión innecesaria.
Como podemos ver, al cambiar nuestro pensamiento irracional por uno más racional, cambiamos también nuestra emoción y nuestra conducta. De esta forma, podemos manejar los desacuerdos y conflictos en pareja de manera constructiva, favoreciendo la comunicación, la confianza y el afecto.
La terapia racional emotiva conductual es una herramienta muy útil para mejorar nuestra relación de pareja y nuestra salud mental. Sin embargo, a veces puede resultar difícil aplicarla por nosotros mismos, especialmente si tenemos arraigados patrones de pensamiento negativos o si los problemas de pareja son muy graves o frecuentes. En estos casos, puede ser conveniente acudir a un profesional de la psicología que nos oriente y nos ayude a poner en práctica esta terapia.
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