El perdón es una actitud que implica dejar ir el resentimiento, la culpa y el rencor que podemos sentir hacia nosotros mismos o hacia otras personas por algún daño o injusticia que hayamos sufrido o causado. El perdón no significa olvidar, justificar o minimizar lo ocurrido, sino aceptarlo como parte de nuestra historia y liberarnos de la carga emocional negativa que nos impide avanzar.
La terapia racional emotiva conductual (TREC) es una modalidad de psicoterapia que se basa en el principio de que no son los acontecimientos los que nos afectan emocionalmente, sino las interpretaciones y creencias que tenemos sobre ellos. La TREC nos ayuda a identificar y modificar las creencias irracionales que nos generan sufrimiento y a reemplazarlas por otras más racionales, realistas y adaptativas.
La TREC puede ser una herramienta muy útil para cultivar el perdón hacia nosotros mismos y hacia los demás, ya que nos permite:
– Reconocer y cuestionar las exigencias absolutistas que tenemos hacia nosotros mismos o hacia los demás, como «debo ser perfecto», «no debo cometer errores», «los demás deben tratarme bien siempre», etc. Estas exigencias nos llevan a sentirnos culpables, frustrados, enojados o decepcionados cuando no se cumplen, y a juzgar duramente a nosotros mismos o a los demás por sus acciones o conductas.
– Reemplazar las exigencias absolutistas por preferencias flexibles, como «me gustaría ser perfecto, pero sé que no lo soy y puedo aceptarme con mis defectos», «preferiría no cometer errores, pero reconozco que soy humano y puedo aprender de ellos», «quisiera que los demás me trataran bien siempre, pero entiendo que tienen sus propios problemas y limitaciones y puedo perdonarlos». Estas preferencias nos permiten tener una actitud más compasiva, tolerante y empática hacia nosotros mismos y hacia los demás, y a aceptar la realidad tal como es sin negarla ni resistirnos a ella.
– Desarrollar una autoestima incondicional, es decir, valorarnos y querernos por lo que somos y no por lo que hacemos o tenemos. La autoestima incondicional nos ayuda a perdonarnos a nosotros mismos por nuestros errores o fallas, y a reconocer nuestros logros y virtudes sin depender de la aprobación o el reconocimiento externo. También nos ayuda a perdonar a los demás por sus faltas o defectos, y a apreciar sus cualidades y fortalezas sin idealizarlos ni desvalorizarlos.
– Asumir la responsabilidad de nuestros sentimientos y acciones, sin culparnos ni culpar a los demás por lo que nos pasa. La TREC nos enseña que somos responsables de cómo nos sentimos y cómo actuamos ante las situaciones que vivimos, y que podemos elegir cómo reaccionar ante ellas. Esto implica reconocer nuestras emociones sin reprimirlas ni exagerarlas, expresarlas de forma asertiva sin agredir ni someternos, y buscar soluciones constructivas sin evadir ni resignarnos.
El perdón es un proceso personal que requiere tiempo, voluntad y compromiso. No se trata de un acto puntual ni de una obligación moral, sino de una decisión libre y consciente que tomamos por nuestro propio bienestar. La TREC puede facilitarnos este proceso al brindarnos herramientas para cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar ante nosotros mismos y ante los demás. Al perdonarnos y perdonar a los demás, nos liberamos del pasado, nos reconciliamos con el presente y abrimos las puertas al futuro.


