La terapia racional emotiva conductual (TREC) es un enfoque psicológico que se basa en la idea de que nuestros pensamientos, emociones y comportamientos están interrelacionados y se influyen mutuamente. Según la TREC, muchas de las dificultades que experimentamos en la vida se deben a creencias irracionales o distorsionadas que tenemos sobre nosotros mismos, los demás y el mundo.
Una de las creencias irracionales más comunes y dañinas es la autocondena, es decir, el hábito de juzgarnos duramente por nuestros errores o defectos, sin tener en cuenta nuestras cualidades o circunstancias. La autocondena nos impide aceptarnos como seres humanos imperfectos y vulnerables, y nos genera sentimientos de culpa, vergüenza, ansiedad y depresión.
La TREC nos propone una alternativa a la autocondena: la autocompasión. La autocompasión consiste en tratarnos con amabilidad, comprensión y respeto, reconociendo que somos valiosos y dignos de amor, independientemente de nuestros fallos o limitaciones. La autocompasión nos ayuda a ser más conscientes de nuestros sentimientos y necesidades, a cuidarnos mejor y a enfrentarnos a los desafíos con más confianza y optimismo.
Otro aspecto importante de la autocompasión es el perdón hacia uno mismo. El perdón hacia uno mismo implica dejar de castigarnos por el pasado y asumir la responsabilidad de cambiar lo que podamos mejorar en el presente y el futuro. El perdón hacia uno mismo nos libera del rencor y el resentimiento hacia nosotros mismos, y nos permite aprender de nuestros errores y crecer como personas.
La TREC nos ofrece varias herramientas para desarrollar la autocompasión y el perdón hacia uno mismo, tales como:
– Identificar y cuestionar las creencias irracionales que nos llevan a la autocondena.
– Reemplazar las creencias irracionales por otras más racionales, realistas y positivas.
– Practicar el diálogo interno positivo, es decir, hablarnos a nosotros mismos con palabras de apoyo, aliento y reconocimiento.
– Expresar nuestros sentimientos de forma honesta y constructiva, sin reprimirlos ni exagerarlos.
– Buscar el apoyo de personas que nos quieran y nos acepten tal como somos.
– Realizar actividades que nos gusten y nos hagan sentir bien.
– Ser más flexibles y tolerantes con nosotros mismos y con los demás.
La autocompasión y el perdón hacia uno mismo no son signos de debilidad o conformismo, sino de fortaleza y madurez. Al cultivar estos valores, podemos mejorar nuestra autoestima, nuestra salud mental y nuestra calidad de vida.


