Sara era una mujer activa, dedicada y con un objetivo claro: aprovechar cada segundo de su día. Sin embargo, su vida parecía una constante carrera contra el reloj. «¿Cómo puede ser que siempre estoy corriendo tarde?», pensaba mientras ajustaba su mochila en la puerta, revisaba los correos en su teléfono y se daba cuenta de que había olvidado sus llaves… otra vez.
Esta sensación de ir a contrarreloj es más común de lo que creemos y tiene raíces profundas en nuestra forma de pensar, gestionar nuestras prioridades y, curiosamente, en cómo percibimos el tiempo.
La historia de Sara: Aprender a detenerse
Sara empezó a notar patrones: el exceso de tareas que intentaba hacer antes de salir, la subestimación del tiempo necesario para llegar a un lugar y, sobre todo, una tendencia a procrastinar tareas importantes. Un día, tras llegar tarde a una reunión clave, decidió tomar acción. Visitó a un coach en gestión del tiempo que la ayudó a redescubrir su ritmo interno y ajustar sus expectativas.
Juntos, identificaron tres factores clave:
- Subestimación del tiempo: Sara creía que podía llegar a cualquier lugar en 10 minutos, olvidando el tráfico, las paradas imprevistas y los contratiempos.
- Exceso de compromisos: Su lista diaria era interminable, porque decía «sí» a todo y a todos.
- Falta de pausas planificadas: Sara no reservaba tiempo para imprevistos ni descansos, lo que creaba una cascada de retrasos ante cualquier mínimo problema.
Tres consejos prácticos para dejar de correr tarde
- Aplica el «factor de tiempo extra»
Estima cuánto crees que tomará una actividad y agrega un 50% más de tiempo como margen de seguridad. Por ejemplo, si piensas que llegarás en 20 minutos, calcula 30. Esto no solo reduce la ansiedad, sino que también te permite responder mejor a los imprevistos. - Prioriza como un minimalista
En lugar de llenar tu agenda con mil tareas, elige las tres más importantes para el día y haz que sean tu enfoque principal. Esto te permite sentirte productivo sin sentirte abrumado. - Establece alarmas de «transición»
Pon recordatorios 10-15 minutos antes de cada compromiso para que tengas tiempo de cerrar lo que estás haciendo y prepararte para la próxima actividad. Estas pequeñas alertas pueden transformar tu rutina.
Una frase para compartir y reflexionar
«Dejar de correr tarde no se trata de tener más tiempo, sino de aprender a priorizar lo que realmente importa. 🕰️✨»
Sara no se convirtió en la persona más puntual del mundo de la noche a la mañana, pero sí logró cambiar su relación con el tiempo. Ahora vive con más calma, más propósito y, sobre todo, sin la constante sensación de estar corriendo a todas partes. 😊



