Una vez, en una oficina cualquiera, Julia, una joven diseñadora gráfica, se encontraba trabajando en un proyecto crucial. Había ganado múltiples premios y su portafolio era impresionante, pero cada vez que presentaba algo, sentía que tarde o temprano alguien descubriría que no era tan talentosa como todos creían. Se decía a sí misma: «Solo tuve suerte, cualquiera podría haber hecho esto». Julia era una víctima del síndrome del impostor, esa sensación insidiosa de no ser suficiente, aunque los hechos demuestren lo contrario.
Un día, durante un café con su mentor, Julia se atrevió a confesar: «Siento que no merezco estar aquí». Su mentor, un hombre sabio y experimentado, sonrió y le dijo: «Eso que sientes no te define. Es solo un pensamiento. Vamos a desmontarlo».
Los tres consejos del mentor de Julia para combatir el síndrome del impostor
- Reconoce tus logros, incluso los pequeños
El mentor sugirió que Julia comenzara a escribir una lista de sus logros, desde los más grandes hasta los más pequeños. Cada vez que la duda la invadiera, podría leerla y recordarse a sí misma lo que ya había conseguido. “Esa lista es tu escudo contra las mentiras que te cuenta tu mente”, dijo el mentor. - Habla contigo misma como lo harías con un amigo
«¿Le dirías a un amigo que es un fraude? Claro que no», explicó. Julia debía practicar la autocompasión, hablándose con amabilidad y reconociendo que los errores son parte del aprendizaje, no un signo de incapacidad. - Céntrate en el proceso, no en la perfección
El mentor le recordó que nadie sabe todo y que el aprendizaje constante es parte del viaje. Le sugirió que, en lugar de buscar ser perfecta, disfrutara del proceso de mejorar y crecer en su carrera.
Una frase para recordar
Julia aprendió que el síndrome del impostor no desaparece de la noche a la mañana, pero con práctica, su poder puede disminuir. Años después, ya convertida en directora creativa, compartió este mantra con su equipo:
«No necesitas ser perfecto para ser valioso. Haz tu mejor esfuerzo y aprende de cada paso, incluso de los tropiezos.»
Así que, la próxima vez que sientas que no eres suficiente, recuerda la historia de Julia y sus pasos para desarmar al impostor que vive en tu mente. ¡Y comparte esta reflexión con alguien que también pueda necesitarla! 🚀



