Mateo, un joven de 32 años, solía temerle a las filas del supermercado. Era una batalla silenciosa y constante: sentía que todos los ojos estaban puestos en él, juzgando cada movimiento, cada objeto en su carrito. Incluso el sonido de la caja registradora lo hacía sentir que su corazón saltaba de su pecho. Mateo había aprendido a evitar el supermercado a toda costa, pero sabía que ese temor debía enfrentarse si quería recuperar su independencia.
Un día, después de cancelar una reunión con amigos porque le pedían que llevara un postre, Mateo decidió que ya era suficiente. Era hora de entender y superar esa ansiedad que lo atrapaba. Decidió buscar apoyo en terapia y se comprometió a trabajar en ello.
La historia detrás de la ansiedad de Mateo
El terapeuta de Mateo le explicó que lo que sentía no era raro. La ansiedad social puede aparecer en los momentos más cotidianos. En su caso, el supermercado era un lugar lleno de estímulos: luces brillantes, multitudes, y la constante sensación de ser observado. Mateo, como muchos, había aprendido a interpretar estos estímulos como amenazas, alimentando pensamientos como «Me están juzgando» o «Todos piensan que estoy haciendo algo mal».
Tres consejos prácticos para enfrentar la ansiedad en situaciones públicas
- Enfoca tu atención en algo concreto y positivo
Mateo comenzó llevando una lista de compras detallada y trataba de concentrarse en tachar cada artículo. Al enfocarse en una tarea específica, disminuía su atención en los pensamientos de juicio externo. - Reformula tus pensamientos
El terapeuta le enseñó a desafiar sus ideas automáticas. Cuando pensaba: «Todos están mirándome», se preguntaba: «¿Es cierto? ¿Podría ser que todos están enfocados en sus propias compras?». Con el tiempo, aprendió a reemplazar el pensamiento con algo más realista: «Probablemente nadie se está fijando en mí». - Practica técnicas de respiración
Antes de entrar al supermercado, Mateo practicaba respiraciones profundas: inhalaba contando hasta cuatro, sostenía el aire por cuatro segundos y exhalaba en cuatro. Este método no solo lo calmaba, sino que también lo hacía sentir en control de su cuerpo.
El día que Mateo recuperó su poder
Meses después, Mateo se dio cuenta de que ya no evitaba el supermercado. Un día, mientras esperaba en la fila, se sorprendió disfrutando del aroma del pan fresco en lugar de preocuparse por las miradas ajenas. Por primera vez, sonrió ante lo que antes parecía imposible.
Inspiración para compartir:
«La ansiedad es como una nube pasajera: parece inmensa, pero si te detienes a respirar y mirar más allá, descubrirás el sol que siempre estuvo ahí.» 🌤️
Comparte esta historia y ayuda a alguien a recordar que enfrentar la ansiedad es posible, un paso a la vez. 💛



