Que en pleno siglo XXI haya gente convencida de que nuestro planeta es tan plano como una tortilla puede sonar a broma. (Y menos mal que la Tierra no es plana de verdad, porque si lo fuera, los gatos ya habrían tirado todo por el borde). Pero lo cierto es que el terraplanismo existe y no se trata de simple ignorancia: muchos terraplanistas fueron a la escuela, aprendieron que la Tierra es esférica, y aun así decidieron que todo eso de “el planeta redondo” es una gigantesca farsa
elpais.com. Entender por qué alguien abrazaría la idea de una Tierra plana requiere analizar factores psicológicos y sociológicos que alimentan esta creencia. De hecho, negar la esfericidad terrestre resulta ser el caso extremo de un fenómeno muy actual: desconfiar de los datos, ensalzar la opinión propia, rechazar cualquier evidencia que contradiga nuestras ideas y creer falsedades difundidas en redes sociales
elpais.com. A continuación, exploramos con humor (pero con fundamento) qué hay detrás de la mentalidad terraplanista.
Factores cognitivos: sesgos, patrones y «evidencias» caseras
Desde la psicología, las creencias terraplanistas se explican en gran medida por sesgos cognitivos y maneras peculiares de procesar la información. Los terraplanistas suelen pensar que ellos son los que razonan lógicamente y aplican el método científico, mientras que el resto del mundo está engañado
elpais.com. Paradójicamente, caen en trampas mentales como:
- Sesgo de confirmación y pensamiento motivado: Solo aceptan como válidos los “datos” que refuerzan su creencia y descartan cualquier evidencia contraria por considerarla parte de la conspiraciónelpais.com. Por ejemplo, si ven el horizonte plano, gritan “¿ves? ¡ni rastro de curvatura!”; pero cuando un cohete toma fotos de la Tierra esférica desde el espacio, concluyen que “la NASA las falsificó”. Este pensamiento selectivo los atrapa en un bucle donde siempre tienen razón (al menos en su propia cabeza).
- Desconfianza hacia la ciencia y los expertos: Muchos terraplanistas parten de una fuerte sospecha de todo conocimiento “oficial”. Descreen de lo que digan científicos, gobiernos o libros de texto. Como señala la neurocientífica Susana Martínez-Conde, el terraplanismo “nace de la desconfianza en el conocimiento experto y de una mala manera de entender el escepticismo”elpais.com. En vez de escepticismo sano (pedir pruebas sólidas), adoptan un escepticismo radical: negar por sistema lo establecido y tomar teorías descabelladas como “la verdadera verdad”.
- Búsqueda de patrones e intencionalidad: La mente humana odia el caos e intenta encontrar sentido en todo. Algunos individuos tienen una gran tendencia a ver patrones ocultos incluso donde no los hay (ven “mensajes” en las nubes o caras en una tostada). Este rasgo los hace proclives a ver conspiraciones por todas parteselpais.com. Creen que nada ocurre por accidente: si algo pasa, alguien poderoso debe estar detrás moviendo los hilos. Es lo que se llama sesgo de intencionalidad. Del mismo modo, tienden a pensar que si ocurrió un evento muy grande, no pudo tener una causa trivial – este es el sesgo de proporcionalidad, la idea de que un efecto extraordinario requiere un gran plan oculto detráselpais.com. Bajo estos sesgos, una conspiración global para falsear la forma del planeta les parece más creíble que la sencilla (y aburrida) explicación de que la Tierra es redonda sin más.
- Excesiva confianza en la intuición propia: Muchos conspiracionistas se fían más de “lo que ven mis ojos” que de complejos modelos científicoselpais.com. Si a simple vista la Tierra parece plana, eso pesa más que mil ecuaciones de Newton. Su intuición les “dice” que están en lo cierto, y confían ciegamente en ese pálpito. Estudios psicológicos señalan que fiarse fuertemente de la propia intuición es un rasgo ligado a creer en conspiracionesconspiracywatch.info. En otras palabras, piensan “yo lo noto, yo lo sé” aunque no tengan evidencia sólida, lo cual refuerza su convicción errónea.
Cabe mencionar que la combinación de estos factores cognitivos forma un cóctel potente. Los psicólogos resumen que las teorías conspirativas atraen porque prometen satisfacer ciertas necesidades epistémicas (entender el mundo y tener certeza), existenciales (sentir seguridad y control) y sociales (mantener una autoimagen positiva y pertenencia grupal)
pmc.ncbi.nlm.nih.gov. Veamos ahora esos factores emocionales y sociales más de cerca.
Factores emocionales: ansiedad, identidad y el encanto de ser “especial”
Creer que la Tierra es plana no solo tiene que ver con cómo se piensa, sino con cómo se siente. Hay emociones y motivaciones profundas que pueden llevar a alguien a abrazar esta idea contra todo pronóstico. Algunos factores emocionales clave son:
- Necesidad de certeza y control: Vivimos en un mundo complejo y muchas veces desconcertante. Para algunas personas, las explicaciones oficiales no son lo suficientemente reconfortantes. Pueden sentir que el mundo es caótico e injusto, lo cual genera ansiedad. Las teorías de conspiración ofrecen relatos sencillos y claros, con villanos identificables, que dan una sensación de certeza en medio de la incertidumbreelpais.comelpais.com. Irónicamente, pensar que “todo está arreglado por las élites” puede dar más paz mental que aceptar que a veces ocurren desgracias aleatorias sin sentido. Si “hay algo muy turbio detrás de todo”, al menos el caos tiene un culpable concreto y eso les brinda cierta comodidad psicológicasciencedaily.com. En resumen, convierten la complejidad aterradora del mundo real en un cuento de buenos vs. malos más fácil de digerir.
- Sentimiento de alienación o impotencia: Estudios sociológicos encuentran que las personas que se sienten impotentes, marginadas o desfavorecidas son más propensas a apoyar creencias conspirativaselpais.com. Si alguien siente que no tiene control sobre su vida, que la sociedad le ha fallado o que “los poderosos” manejan todo, puede ser terreno fértil para teorías como la Tierra plana. Esta creencia les proporciona un relato donde descubren por qué el mundo va mal (porque “nos mienten en todo”) y así canalizan su frustración. De hecho, el terraplanismo suele correlacionar con pesimismo hacia el futuro, baja satisfacción vital y desconfianza interpersonalelpais.com. No es sorpresa que florezca en entornos de desigualdad o crisis, donde aumenta la desconfianza hacia gobiernos y expertoselpais.com.
- Narcisismo colectivo y rol heroico: Seamos sinceros, creer en algo que “nadie más ve” puede alimentar el ego. Las creencias conspirativas a menudo vienen acompañadas de un sentido de superioridad intelectual: quienes las sostienen se ven a sí mismos como los pocos despiertos entre una masa de “borregos dormidos”elpais.com. Para un terraplanista, no hay halago mayor que pensar “yo conozco la verdad y todos los demás viven engañados”. Esto les otorga un rol heroico en su propia narrativa: son los valientes luchadores por la Verdad oculta, estilo Neo en Matrix, dispuestos a enfrentarse al sistema. Esa sensación puede ser muy gratificante emocionalmente. (Básicamente, es más entretenido ser el protagonista de una épica rebelión contra NASA y las élites que ser un tipo común que acepta que la Tierra es redonda porque la evidencia lo dice).
- Rebeldía y pertenencia contracultural: Creer en la Tierra plana también puede ser una forma de rebeldía o inconformismo. Hay cierta atracción en ir “contra la corriente” y rechazar lo que cree la mayoría. Psicológicamente, esto puede dar un sentido de identidad – «no soy uno más del rebaño, soy diferente». A nivel emocional, pertenecer a un grupo outsider que “conoce la verdad” ofrece camaradería y propósito. Para algunos, el terraplanismo funciona casi como una subcultura o incluso una fe: les da una comunidad donde antes quizá se sentían aislados. En lugar de llevar chupas de cuero, llevan teorías estrafalarias como insignia de grupo.
En suma, en el terraplanismo se mezclan la angustia ante la incertidumbre, el deseo de sentirse en control, las carencias afectivas o de estatus, y un pellizco de vanidad intelectual. Todo aderezado con la emoción de sentirse parte de “algo más grande” (aunque ese “algo” sea desenmascarar el mayor engaño de la historia). Nada mal para una idea tan plana.
Factores sociales: eco-cámaras, comunidad y desconfianza colectiva
Pasemos al plano sociológico: ¿qué entorno social permite que prospere la creencia de la Tierra plana? Aquí entran en juego la influencia del grupo, la cultura y las dinámicas colectivas. Algunos factores sociales importantes son:
- Echo chambers y comunidades cerradas: Internet ha permitido que personas con creencias marginales se encuentren y refuercen entre sí. Antes, si alguien pensaba que la Tierra es plana, estaba bastante solo; ahora basta con unirse a foros, grupos de Facebook o canales de YouTube dedicados al terraplanismo para tener una comunidad entusiasta respaldando la idea. Una vez que alguien “entra” a la comunidad terraplanista, escapar es difícil. Allí dentro, todos apoyan la misma noción y cualquiera que la desafíe es visto como enemigo o ignorante. Como describe un estudio, cuando los individuos forman parte de esa comunidad, es casi imposible convencerles de su error, pues se activan mecanismos psicológicos de defensa grupalelpais.com. El grupo refuerza constantemente sus creencias, creando una cámara de eco donde lo único que resuena es “¡la Tierra es plana y nos lo ocultan!”.
- Difusión de la desinformación: Las redes sociales y ciertos medios alternativos han hecho que la desinformación científica se expanda peligrosamente fácilelpais.com. En estas comunidades, se comparten videos, memes, “pruebas” mal interpretadas, todos alimentando la misma narrativa falsa. Así, mentiras que en otro tiempo hubieran muerto por falta de difusión ahora alcanzan a millones de personas. Por ejemplo, un terraplanista puede grabar un video casero “demostrando” con una cámara y un globo meteorológico que el horizonte nunca se curva, y dicho video se propagará por foros como prueba irrefutable. Si se repite mil veces en el grupo, la mentira se siente cada vez más cierta.
- Desconfianza institucional compartida: El terraplanismo suele ir de la mano con una crisis de confianza en las instituciones. Muchos creyentes de la Tierra plana comparten la idea de que gobiernos, universidades, NASA, todos mienten. Esta actitud no surge en el vacío: puede alimentarse de escándalos reales donde autoridades engañaron (lo cual siembra la duda generalizada), pero también de un clima social de polarización donde cada facción tiene sus propios hechos. Es relevante que en épocas recientes se ha instalado un ambiente de “posverdad” donde amplios colectivos desconfían de periodistas, expertos o políticos, percibiéndolos como parte de agendas ocultas. El resultado es que en ciertos círculos sociales descreer de la versión oficial se vuelve la norma, casi un sello identitario. Si todos tus amigos piensan que “nos ocultan algo gordo”, no querer parecer un borrego crédulo puede empujarte a asentir con teorías como la Tierra plana para encajar en el grupo.
- Contexto socioeconómico: Ya mencionado antes, factores como sentir marginación o incertidumbre económica a nivel grupal también importan socialmente. Comunidades que se perciben olvidadas o maltratadas por “el sistema” tienden a ser caldo de cultivo de explicaciones conspirativas que responsabilizan al sistema de absolutamente todo. Si alrededor tuyo muchos están descontentos y circula la idea de que “nos están engañando en todo”, teorías extremas como la Tierra plana pueden encontrar terreno fértil en la conversación social. En este sentido, no es coincidencia que aumente la popularidad de conspiraciones en épocas de crisis o cambios rápidos: son respuestas sociales (erróneas, pero entendibles) a sentimientos de ansiedad colectiva.
En definitiva, el factor grupo es poderoso. El terraplanismo no prospera en soledad, sino en tribus modernas que comparten desconfianzas y refuerzan mutuamente sus creencias. Y esas tribus hallaron en internet su hogar ideal, como veremos a continuación.
Un combo conspirativo: si compras una, te llevas dos (o más)
La creencia en la Tierra plana rara vez viene sola en el menú conspirativo. ¿Cómo se relaciona con otras teorías de conspiración? Existe un fenómeno de “mentalidad conspirativa” general: si una persona cree con firmeza que le han mentido en una gran cosa, es más propensa a creer que todo puede ser mentira. Es decir, desarrollan una cosmovisión paranoica donde muchas (¡o todas!) las narrativas oficiales están amañadas
De hecho, los terraplanistas típicamente creen en otras conspiraciones y llegaron al terraplanismo después de pasar por teorías similares
elpais.com. Un caso famoso es Mark Sargent, uno de los líderes terraplanistas, quien confesó que había pasado por todas las conspiraciones antes de llegar a esta viendo videos en internet
elpais.com. No importa si algunas teorías conspiranóicas se contradicen entre sí; lo importante para ellos es la desconfianza general hacia la versión oficial. Es característica esa predisposición a creer varias teorías de la conspiración a la vez, incluso si son mutuamente contradictorias
elpais.com. (Por ejemplo, había quienes afirmaban simultáneamente que Bin Laden seguía vivo y que en realidad ya estaba muerto antes de que llegaran los soldados, dos cosas lógicamente incompatibles
¿Por qué ocurre este “combo conspirativo”? Varias razones:
- Visión del mundo anti-sistema: Una vez adoptan la idea de que hay grandes mentiras en marcha, se instala un chip mental de que “nada es lo que parece”. Entonces es fácil que duden de cualquier asunto: si la Tierra puede ser plana, ¿por qué no van a estar también las farmacéuticas ocultándonos curas milagrosas o los gobiernos controlándonos con antenas? Al final, creen vivir en una realidad tipo Truman Show, donde todo lo que les han contado podría ser parte del engaño. Es un pensamiento conspirativo global que se aplica a múltiples áreas.
- Refuerzo entre teorías: Muchas teorías conspirativas se entrelazan o se citan unas a otras. En círculos terraplanistas es común también el negacionismo climático («lo del cambio climático es un montaje»)elpais.com, el movimiento antivacunas, creer que el alunizaje del Apollo fue falso, etc. De hecho, buena parte de los terraplanistas son también antivacunas según estudios sociológicoselpais.com. Todas estas creencias comparten el discurso de que “nos engañan” y que “los expertos te mienten”. Así que, si ya desconfías de la NASA, es menos difícil convencerte de que las farmacéuticas o la ONU también están confabuladas. Al final, se forma un paquete ideológico alternativo donde la persona elige vivir en una realidad paralela llena de complots.
- Comunidades y fuentes comunes: Como veremos enseguida, las mismas plataformas y grupos que difunden una conspiración suelen promocionar otras. No es raro que alguien llegue a un video de Tierra plana porque primero estaba mirando uno sobre, digamos, el 11-S o sobre ovnis. Las teorías conspirativas hacen crossover constantemente en las redes. Una vez entras en esos canales, te van presentando el catálogo completo de conspiraciones disponibles, casi como si Netflix te sugiriera después de terminar una serie: “Porque te gustó la conspiración A, te recomendamos la conspiración B”. En otras palabras, las distintas teorías se respaldan y alimentan entre sí, creando una cosmovisión unificada donde todo encaja (todo es falso menos la propia teoría, claro).
En suma, aceptar una conspiración predispone a aceptar otras. No es que de pronto te vuelvas crédulo de cualquier cosa, sino más bien incrédulo de todo lo oficial. Es como abrir una puerta en la mente: “si me mintieron con X, ¿por qué no con Y?”. Y así, quien empieza dudando de la llegada a la Luna puede terminar cuestionando la forma de la Tierra, la eficacia de las vacunas y hasta si Elvis sigue vivo. Es un efecto dominó conspiranoico, donde la primera ficha tumba a las siguientes.
Redes sociales y algoritmos: la madriguera del conejo terraplanista
Si hay un vehículo principal de difusión del terraplanismo hoy, son las redes sociales y las plataformas digitales. Internet no inventó la creencia en la Tierra plana, pero definitivamente la llevó de ser una curiosidad marginal a un fenómeno global. Dos elementos cruciales aquí son YouTube y Facebook, junto con los algoritmos que deciden qué contenido ver.
- YouTube y el algoritmo de la conspiración: Varios investigadores han señalado a YouTube como el gran culpable de reclutar terraplanistas modernoselpais.comelpais.com. Asheley Landrum, una científica que estudió este movimiento, encontró que todos los terraplanistas entrevistados se habían convertido viendo videos en YouTubeelpais.comelpais.com. Muchos de ellos ni siquiera buscaban la Tierra plana inicialmente: estaban viendo contenido de otra conspiración (por ejemplo, teorías de la conspiración del 11-S) y el algoritmo de recomendación los llevó a vídeos terraplanistaselpais.com. YouTube tiende a sugerir contenido cada vez más extremo o sensacionalista para mantener a la gente enganchada. Es lo que algunos llaman la “espiral descendente” de YouTube: empiezas con un video relativamente inocuo y la plataforma te va mostrando otros más radicaleselpais.com. En el caso que nos ocupa, YouTube se convirtió en la madriguera de conejo por la que mucha gente cayó hacia el terraplanismo sin darse cuenta. Un video tras otro, tutoriales de “experimentos” caseros, charlas apasionadas de gurús terraplanistas… y cuando vienes a ver, llevas tres horas en una playlist conspirativa y dudando de la forma de la Tierra. Como dijo un asistente a una conferencia terraplanista, “YouTube fue mi fuente fiable de evidencias”elpais.com. Irónico, porque los conspiracionistas desconfían de todos los medios “manipulados”, menos de la plataforma de videos hecha para compartir videos de gatitos (y de terraplanismo).
- Facebook y los grupos “a medida”: Facebook también juega lo suyo. Su algoritmo de noticias tiende a mostrarte lo que cree que te interesa, basado en tus clics y afinidades. Así se forman burbujas donde un terraplanista prácticamente solo ve contenido de terraplanistas en su muro. Además, Facebook organiza al mundo en “pequeñas tribus digitales”: por descabellada que sea una creencia, probablemente hay un grupo de Facebook para ellaes.cointelegraph.com. ¿Crees que la Tierra es plana? Bingo, hay una comunidad esperando para darte la bienvenida. ¿Crees en la conspiración más absurda del mundo? No estás solo, también hay un grupo para esoes.cointelegraph.com. Esto tiene un efecto validante: estar rodeado (virtualmente) de otros que comparten la misma idea te hace sentir que no debe ser tan loca si tanta gente la apoya.
- Viralidad y memeificación: Las ideas de la Tierra plana han encontrado en Internet un terreno fértil gracias a la cultura del meme y la viralidad. Un meme ingenioso diciendo “La Tierra es plana, por eso los gatos la usan de pista de bolos” puede propagarse ampliamente, mezclando humor con la semilla de la duda. Aunque muchos lo tomen a broma, otros se pueden quedar pensando “¿Y si…?”. Las redes facilitan también la difusión de “pruebas visuales” fuera de contexto. Por ejemplo, fotos con horizonte plano, citas conspirativas, gráficos pseudo-científicos, que la gente comparte sin verificar. Todo esto va normalizando la idea dentro de ciertas burbujas digitales.
En resumen, las redes sociales han sido el megáfono que amplifica la voz terraplanista. Sus algoritmos, diseñados para maximizar nuestro tiempo en pantalla, resultaron ser cómplices involuntarios (¿o no tan involuntarios?) de teorías conspirativas. Cuando haces clic en uno de estos contenidos, las plataformas te dicen: “¿Te gustó? ¡Aquí hay más!”, creando un circuito de refuerzo que consolida la creencia. Así, internet le dio al terraplanismo las alas (planas) que necesitaba para propagarse globalmente.
Tribalismo digital e ideología: cuando la realidad se adapta al grupo
El auge de comunidades terraplanistas en línea también tiene que ver con el tribalismo digital y factores políticos/ideológicos del entorno actual. Veamos:
- Tribus digitales y polarización: Como mencionamos, los terraplanistas forman una tribu en línea con su propia visión del mundo. En las redes, la gente tiende a agruparse con quienes piensan igual, creando bandos polarizados. Este tribalismo digital puede volver muy difícil el diálogo racional: cada “tribu” vive en su propia versión de la realidad. Para un terraplanista, su tribu le provee reconocimiento y pertenencia; fuera de ella, siente hostilidad o burla. En consecuencia, se atrincheran más en sus creencias. Además, este fenómeno incentiva una especie de competencia por quién defiende las ideas más “puras” de la tribu, lo que puede llevar a radicalización. Como ha sido señalado, “el tribalismo digital incentiva el radicalismo y fomenta una desconfianza crónica hacia las autoridades convencionales”es.cointelegraph.com. Es decir, estas comunidades no solo refuerzan la creencia inicial, sino que a menudo la extreman y la hacen parte de una identidad rebelde que desconfía sistemáticamente de todo lo externo.
- “Nosotros” contra “ellos”: En el tribalismo conspirativo, hay un fuerte componente de “nosotros los iluminados” vs. “ellos los engañados/mentirosos”. Esta mentalidad de grupo contra grupo se ve alimentada por el discurso conspirativo: los terraplanistas hablan de los demás como borregos dormidos, y sospechan que cualquiera que les contradiga podría ser un “agente” del engaño (¡incluso tú, lector, por defender que la Tierra es redonda, podrías parecerles sospechoso!). Este pensamiento de trincheras es muy político en su estructura, aunque la creencia en sí no sea una ideología política tradicional. Es decir, funciona parecido a ser de un partido o hincha de un equipo: mi lado bueno, su lado malo. En debates online, es común verlos atacar a “los globalistas” o “globólogos” (términos despectivos para los que aceptan la Tierra esférica) y cerrarse en banda. Esto es tribalismo 100%: lealtad al grupo por encima de la verdad objetiva.
- Vínculos con ideologías políticas: Si bien la teoría de la Tierra plana no pertenece oficialmente a ningún movimiento político mayoritario, el clima político sí influye en que prospere. En años recientes, hemos visto el ascenso de populismos y discursos que desconfían de las élites, cuestionan a los científicos (piénsese en el negacionismo climático, por ejemplo) y propagan la idea de que existen “hechos alternativos”. Todo esto crea un ambiente favorable para normalizar las teorías conspirativas. Cuando desde la política se trivializa la evidencia científica o se anima la idea de que la prensa miente, las personas con tendencia conspirativa se sienten reivindicadas. “¡Ajá, si los propios líderes dicen que los expertos nos engañan, entonces quizá lo de la Tierra plana también tenga sentido!”, podrían razonar. Además, ciertos sectores extremistas (tanto de derecha como de izquierda) coquetean con conspiraciones como parte de su narrativa anti-establishment. Por ejemplo, teorías como las de una “élite global” manipuladora encajan bien en discursos de extrema derecha; mientras que en ciertos círculos de extrema izquierda o contraculturales, se difunden conspiraciones anti-corporativas (farmacéuticas, industria alimentaria, etc.) que también pueden converger con el terraplanismo en su desconfianza total del sistema. En resumen, las ideologías polarizadas pueden hacer de caldo de cultivo: los terraplanistas a menudo comparten con algunos movimientos políticos esa actitud de “no te creas nada de lo que diga la versión oficial”. Estamos en la era donde hechos científicos comprobados pueden ser rechazados por cuestión de tribu ideológica, y el terraplanismo es el ejemplo llevado al extremoelpais.comelpais.com.
- “Realidades” paralelas: El resultado de todo esto es preocupante: tenemos grupos enteros viviendo en realidades alternativas fomentadas por la combinación de tribalismo digital e ideología. Si la realidad científica dice A pero mi grupo cree B, terminaré percibiendo “mi propia realidad” donde B es verdad. La percepción de la realidad se vuelve relativa al grupo de pertenencia. Para un terraplanista activo en redes, su realidad cotidiana es que la Tierra es plana (lo ve en sus grupos, lo oye de sus referentes, lo siente en su identidad). Todo lo que contradiga eso proviene de otra realidad (la del “mainstream” corrupto) que su tribu rechaza. Así, las plataformas digitales, sumadas a pasiones ideológicas, han fragmentado un poco nuestro acuerdo compartido sobre qué es real y qué no.
Antes de que esto se ponga demasiado serio, respiremos: sí, suena increíble que algo tan básico como la forma de la Tierra esté en disputa tribal. Es como si discutiéramos si el cielo es azul porque mi grupo político prefiere decir que es verde a cuadros. Bienvenidos a la posverdad, donde las emociones, identidades e ideologías pueden más que los ojos… o incluso más que los satélites.
Epílogo humorístico (pero reflexivo)
En conclusión (no tan seria, que prometimos humor): la persistencia de la creencia de la Tierra plana se debe a humanos siendo demasiado humanos. Mentes buscando sentido y seguridad, corazones buscando pertenencia e identidad, y sociedades atravesadas por desconfianza y divisiones. Pon todo eso junto, agítalo en una coctelera de internet, y obtienes un terraplanista convencido de que vivimos en una especie de pizza cósmica.
Tiene su lado cómico imaginar a alguien peleando porque la Tierra es plana mientras usa GPS o ve fotografías satelitales (¡hola, contradicción!). Pero también nos debe hacer pensar: ¿cómo nos comunicamos con estas personas? Burlarnos no ha funcionado muy bien que digamos. Al final, entender por qué creen en esto es útil para tender puentes. Como dice Martínez-Conde, a los terraplanistas (y similares) “no los vas a convencer con datos, hay que buscar la forma de despertar las emociones”
elpais.com, porque nuestro cerebro responde más a las historias y las conexiones humanas que a las cifras frías. Tal vez haya que abordar el asunto con empatía (y buenas tácticas de divulgación), desmontando conspiraciones sin insultar su inteligencia, sino invitándolos poco a poco a ver el mundo de otra forma.
Eso sí, mantener el sentido del humor ayuda. Al fin y al cabo, pensar que el planeta es plano es algo tan estrafalario que si no fuera real, sería un gran guion para una sátira. ¡Ah, espera, es real! En fin, vivimos en tiempos curiosos donde la realidad a veces supera a la comedia.
Así que la próxima vez que te topes con un terraplanista en Twitter o en la cena familiar, ya sabes: respira hondo, recuerda todos estos factores psicósociales… y quizás pregúntale con una sonrisa si no le preocupa que algún gato gigante venga a empujar todo por el borde del mundo. 😜🌍
Referencias:
- Javier Salas, El País – «No puedes convencer a un terraplanista y eso debería preocuparte»elpais.comelpais.comelpais.comelpais.comelpais.comelpais.comelpais.comelpais.com (artículo que analiza la psicología y sociología detrás del terraplanismo).
- Javier Salas, El País – mismo artículoelpais.comelpais.comelpais.comelpais.comelpais.comelpais.com (sobre conexión con otras conspiraciones, factores socioeconómicos, sesgos cognitivos y emocionales).
- Conspiracy Watch (APA) – «No simple answer for why people believe in conspiracy theories»conspiracywatch.info (rasgos psicológicos como intuición y antagonismo asociados a creer conspiraciones).
- Karen Douglas et al., «The Psychology of Conspiracy Theories» (2017)pmc.ncbi.nlm.nih.gov – Investigación académica que resume tres motivaciones clave (epistémicas, existenciales, sociales) en las creencias conspirativas.
- Cointelegraph – «El tribalismo digital incentiva el radicalismo…»es.cointelegraph.com (sobre cómo las redes forman tribus y fomentan desconfianza hacia autoridades convencionales).
- ScienceDaily – «Who believes in conspiracies? New research offers a theory.»sciencedaily.com (explica la paradoja de encontrar consuelo en creer en fuerzas oscuras controlando el mundo).



