Julián tenía 38 años, un buen sueldo, una oficina con vista al centro de la ciudad y un carro que rugía más que hablaba. Lo tenía “todo”. Al menos eso decía su Instagram. Pero cada lunes, cuando su despertador sonaba, algo dentro de él susurraba una verdad incómoda: “Esto no es lo que quiero”.
Desde pequeño le dijeron que debía ser exitoso. Y para su familia, “éxito” era traje, corbata y una agenda llena. Así que Julián corrió. Se tituló, ascendió, compró, mostró. Hasta que un martes cualquiera, después de una junta interminable sobre algo que no le importaba, se encerró en el baño y se miró al espejo. “¿Para quién estoy viviendo?”
Ese fue su punto de quiebre… o de renacimiento.
La trampa de las metas heredadas
Muchas veces perseguimos sueños que no nacieron de nosotros. Son metas que alguien más sembró: padres, cultura, amigos, redes sociales. Como cuando compras una camisa porque a todos les gusta, pero a ti te pica, te aprieta, te incomoda. Pero la sigues usando. Porque “se ve bien”.
Julián empezó su proceso de limpieza interna. Preguntándose:
- ¿Esto lo quiero yo o lo espero porque alguien más lo espera?
- ¿Esta meta me expande… o me encierra?
- ¿Qué haría si nadie me estuviera mirando?
Y ahí encontró su respuesta. Su verdadero deseo era abrir una cafetería con libros. Algo tranquilo. Donde pudiera conectar. Sentir.
¿Te ha pasado?
Te invito a hacer una pausa. Cierra los ojos y pregúntate:
¿Estoy corriendo hacia mi meta… o escapando de mi vacío?
Consejos prácticos para alinear tus metas con tu verdad
- Haz una lista de tus metas actuales. Luego, al lado, escribe «¿por qué quiero esto?»
- Visualízate logrando esa meta. ¿Te sientes feliz… o aliviado porque “ya cumpliste”?
- Habla contigo sin filtros. Escribe en un diario lo que realmente deseas, sin juzgar.
- Escucha tu cuerpo. Cuando piensas en un sueño, ¿te emociona o te agota?
- Valida tus emociones, no tus expectativas. No estás fallando si decides cambiar de rumbo. Estás despertando.
El giro de Julián
Un año después, Julián ya no tenía traje ni vista al centro. Tenía una mesa de madera, aroma a café, y clientes que se quedaban a hablar de la vida. Ganaba menos, sí. Pero dormía mejor. Reía más. Y cada lunes, al abrir su local, se decía: “Gracias por elegir tu vida”.
🌟 Frase inspiradora para compartir:
“Deja de correr detrás de lo que brilla si tu alma anhela lo que abraza.”
¿Y tú? ¿Qué meta soltarás hoy para empezar a vivir lo que realmente eres?
Psicólogo en línea 