El día que Martín aprendió a medir con otra regla
Martín tenía una obsesión: correr. Pero no por salud, ni por pasión, ni siquiera por disfrutar del aire fresco en las mañanas. Martín corría porque quería llegar. A dónde, no lo sabía exactamente, pero siempre tenía la sensación de que iba tarde. Tarde para tener éxito. Tarde para cumplir metas. Tarde para ser alguien.
Cada lunes se prometía a sí mismo que ahora sí, lo lograría. Que cambiaría su rutina, sus hábitos, su vida. El miércoles ya sentía que todo iba mal. Y el viernes… el viernes se culpaba por no haber avanzado “lo suficiente”.
Hasta que conoció a Tomás, un viejo carpintero que vivía en la misma cuadra.
Tomás tenía una costumbre curiosa: todos los días al final de su jornada, escribía en un papelito algo que había logrado, por pequeño que fuera. Lo pegaba en una pared que llamaba su galería del progreso lento.
Un día, Martín le preguntó con cierta burla:
—¿Y para qué haces eso? Si no es gran cosa…
Tomás lo miró y le dijo:
—Porque si no lo escribo, mi mente lo olvida. Y si mi mente lo olvida, me trata como si no hubiera hecho nada. Pero cada pequeño avance es una semilla. No verás el árbol mañana, pero eso no significa que no esté creciendo.
💡 Consejos prácticos para sentirte orgulloso de tu progreso (aunque sea lento):
- Cambia tu regla de medir. Deja de compararte con otros y comienza a compararte contigo mismo hace una semana, un mes, un año.
- Celebra los «casi nada». ¿Hiciste cinco minutos de ejercicio? ¿Respondiste un correo difícil? ¿Te diste un respiro antes de explotar? ¡Eso también cuenta!
- Lleva un diario del microprogreso. Escribe una cosa pequeña que hiciste cada día que te acercó a tu meta.
- Recuerda que el bambú chino tarda cinco años en asomar la cabeza… pero luego crece 30 metros en seis semanas.
Martín empezó a hacer lo mismo. Al principio le parecía absurdo escribir «hoy dije no sin culpa», «hoy caminé 10 minutos», «hoy no me comparé con nadie». Pero después de un mes, su pared era un bosque.
Y entonces entendió.
El progreso no siempre se nota con aplausos. A veces se nota en la tranquilidad con la que duermes sabiendo que diste un paso más, aunque nadie lo haya visto.
🌱 Frase para compartir:
“No importa cuán lento vayas, mientras no dejes de avanzar. Tu ritmo es válido. Tu camino es tuyo. Y cada paso, por pequeño que parezca, es un acto de valentía.”
¿Te animas a comenzar hoy tu propia galería del progreso lento?



