“No es el fin del mundo: es solo una decepción”

2–3 minutos

A veces, las cosas simplemente no salen como esperábamos. Un amor no correspondido, una puerta que se cierra, una oportunidad que se desvanece. Sentimos el golpe en el estómago, una mezcla de tristeza, rabia y confusión. Es en esos momentos cuando una voz dentro de nosotros grita: “¡Esto es horrible! ¡No debería estar pasando!”. Pero ¿y si te dijera que esa voz exagera, y que aunque duela… esto no es el fin del mundo?

Las emociones intensas que sentimos frente a una decepción no vienen directamente de la situación, sino de lo que nos decimos a nosotros mismos sobre esa situación. No es que te rechazaron lo que te arruina el día, sino pensar que ese rechazo significa que no vales nada. No es el error lo que te deprime, sino creer que porque fallaste una vez, entonces siempre fracasarás. Eso no es verdad. Eso es pensamiento irracional.

Cuando conviertes tus deseos en exigencias —“Debo tener éxito”, “Necesito que me quieran”, “No debería cometer errores”— estás colocándote una carga emocional inmensa. Y cuando el mundo no responde como tú querías, el dolor no es solo por lo que pasó, sino por lo que tú te cuentas sobre lo que pasó.

¿Sabes qué es lo más liberador? Entender que puedes decepcionarte, sentir tristeza o enojo, sin que eso signifique que eres un fracaso o que la vida es injusta. Puedes aprender a decir: “Prefería que las cosas fueran distintas, pero puedo tolerar esto”. Porque puedes. Has tolerado muchas cosas antes. Eres más fuerte de lo que piensas.

Aceptar una decepción no es resignarse ni rendirse. Es decirte: “Esto me duele, pero no me destruye. Esto no salió como quería, pero tengo otras opciones. Esta situación no me gusta, pero no necesito que sea distinta para seguir viviendo mi vida con dignidad”.

Deja de buscar la perfección en ti, en los demás y en la vida. Acéptalos como son: humanos, cambiantes, imperfectos. Aceptarte a ti mismo no significa quedarte como estás, sino verte con compasión mientras sigues creciendo.

Hoy, en vez de dramatizar, relativiza. En vez de exigirte ser invulnerable, permítete sentir. En vez de decir “esto es terrible”, dite: “esto es desagradable… pero puedo con ello”.

La decepción duele, pero no te define. Puedes levantarte, reajustar tus expectativas, y seguir adelante. Porque esto no es el fin del mundo. Es solo una decepción.


Trastornos mentales de Los Simpson: 10 personajes y sus “locuras” más conocidasTrastornos mentales de Los Simpson: 10 personajes y sus “locuras” más conocidas21 de septiembre de 2025Psicólogo Juan José Hernández Lira

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