¿Y si tus logros no son tan chiquitos como piensas?

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¿Alguna vez te has sentido como un frijol sin sal en una olla de logros ajenos? Como si los demás estuvieran ganando medallas olímpicas y tú apenas lograste tender la cama sin llorar. Bueno, querido lector, hoy vengo a decirte algo importante, y prepárate porque puede que tu yo interior lo necesite más que el WiFi en domingo: tus logros no son tan chiquitos como piensas. En serio. Y no lo digo por lástima. Lo digo porque eres un maldito milagro en crocs.

El complejo de «nomás era una tarea»

¿Conoces a esa gente que cuando logra algo dice: “Ay, no fue nada”? Esa misma gente que si descubre la cura del insomnio dice: “Solo apagué el celular”. Pues esa mentalidad es más contagiosa que un video de gatitos. Te enseñaron que si no te aplauden con fuegos artificiales, entonces no vale. Pero la neta: sobreviviste otro lunes sin convertirte en un meme andante. ¡Eso ya es digno de reconocimiento!

Una vez un tipo me dijo que no sentía que avanzar en su vida porque “solo había dejado de fumar”. Le dije: «¿Solo? ¡Carnal, enfrentaste a la bestia de la nicotina con pura fuerza de voluntad y Trident!». Si eso no es un logro, que baje Zeus y lo diga.

La escala de logros según la tía chismosa

En la mente de la tía de voz fuerte y juicios rápidos, un logro válido solo incluye: casarse, tener hijos, comprarse casa y aprender a usar Excel sin llorar. Pero, ¿quién dijo que eso es la única métrica? Si hoy te levantaste sin decir “ya valí”, ganaste. Si dijiste que no a algo que te drenaba, ganaste. Si te pusiste límites sanos sin tener que huir a Cancún, ganaste.

La tía podrá decir misa, pero tú sabes que hubo días donde levantarte de la cama era tan difícil como entender las finanzas de tu amigo emprendedor. Y lo hiciste. No necesitas medalla. Necesitas darte crédito, como adulto funcional con tres cafés encima.

El poder oculto de los logros invisibles

¿Sabes qué tienen en común aprender a decir “no”, llorar en terapia y no stalkear a tu ex a las 2 a.m.? Que todos son logros, y nadie los ve. Pero son grandes. Son del tipo que no se postea en Instagram, pero cambian tu vida desde dentro, como ese antibiótico emocional que no sabías que necesitabas.

Un logro invisible es aguantar una reunión sin mandar a todos al carajo. Es pedir ayuda. Es no rendirte cuando todo en ti gritaba “ya fue”. Es decirte: “Estoy haciendo lo mejor que puedo”. Y no desde el drama… desde la compasión. Y eso, mi querid@, es valiente.

Reconócete sin sarcasmo

Ya basta de minimizarte. El sarcasmo es divertido, pero no cuando se vuelve tu forma de vida. No eres “el inútil que logró llegar a tiempo”. Eres alguien que está aprendiendo a cuidarse, aunque sea con pasos de bebé con pantuflas. Y eso vale.

Haz una lista de cosas que lograste esta semana. Sí, aunque sea cambiar la esponja del trastes o no textear a tu ex. Apúntalas. Léelas. Y luego date una sonrisa que diga: “Estoy orgulloso de mí”. Porque si tú no lo haces, ¿quién?


Moraleja: No hay logros “pequeños”. Hay pasos reales en direcciones difíciles. Así que hoy, en este minuto, reconoce tu esfuerzo. Aplaude en silencio si quieres. Pero aplaude. Porque crecer en este mundo roto… ya es una forma de rebeldía.

Y tú, rebelde con ansiedad, lo estás haciendo mejor de lo que crees.


Trastornos mentales de Los Simpson: 10 personajes y sus “locuras” más conocidasTrastornos mentales de Los Simpson: 10 personajes y sus “locuras” más conocidas21 de septiembre de 2025Psicólogo Juan José Hernández Lira

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