¿Alguna vez has pensado que si no respondes un mensaje en tres minutos tu amigo va a pensar que lo odias, te va a dejar de hablar y terminarás solo con cinco gatos y una suscripción a Discovery Channel? No estás solo. Pensar en lo peor es básicamente el hobby favorito del cerebro humano cuando tiene tiempo libre… o simplemente cuando tiene Wi-Fi.
Pero tranquilo, hoy no venimos a juzgarte. Venimos a ayudarte a bajarte del tren de los pensamientos catastróficos antes de que llegue a «Atrapadoenmiansiedadlandia».
La mente: esa dramaturga sin sueldo
Nuestra mente, pobrecita, tiene talento para escribir telenovelas. Basta con que alguien te diga «tenemos que hablar» para que ya estés redactando tu testamento emocional. Lo irónico es que, según estudios y la experiencia de cualquier adulto funcional, el 90% de esas catástrofes nunca suceden.
Entonces, ¿por qué lo hacemos?
Porque tenemos creencias irracionales como:
- “Si no controlo todo, todo saldrá mal”
- “No puedo soportar que las cosas salgan diferente a como planeé”
- “Si algo puede salir mal, saldrá mal y me culparán por ello”
O sea, básicamente somos Murphy con Wi-Fi.
El gimnasio mental de la catástrofe
Pensar en lo peor es como ir al gimnasio, pero de la angustia. Estás levantando pesas de problemas que no existen. Y después te preguntas por qué estás cansado si no hiciste nada. ¡Pues claro! Hiciste maratón de pensamientos negativos.
¿Cómo salir del modo catástrofe?
- Pregúntate: ¿Dónde está la evidencia?
No la que viste en TikTok. ¿Dónde están los hechos reales? Si tu jefe dijo “hablamos luego”, eso no significa “te despido con una canción de Adele de fondo”. - Hazle bullying a tus pensamientos catastróficos.
Cuando tu mente diga “esto va a salir horrible”, respóndele “gracias, Walter Mercado, pero hoy no consulto horóscopos”. - No confundas incomodidad con peligro.
Sentirte incómodo no es señal de que el mundo va a explotar. Es solo señal de que estás haciendo algo nuevo o incierto. Y eso está bien. - Acepta la incertidumbre como parte del combo de la vida.
Como las papas que te dan aunque no las pediste. No todo es predecible, y eso no significa que vaya a salir mal. - Entrena tu mente como si fuera un perrito distraído.
Con paciencia, repetición y premios. Cada vez que atrapes un pensamiento dramático, cámbialo por uno más realista. Y si puedes, ríete de él. El humor es una gran vacuna contra el drama.
Final feliz (spoiler: no todo acaba en tragedia)
La próxima vez que empieces a imaginar que te van a correr, que vas a morir solo o que nadie te quiere porque no reaccionaron a tu historia… respira. No estás en una serie de Netflix. Estás aquí, ahora, con la posibilidad real de pensar diferente.
Y si todo sale mal… pues ahí sí compras los cinco gatos. Pero por gusto, no por drama.
Psicólogo en línea 