¿Y si la clave no fuera eliminar el malestar, sino aprender a vivir con él?
1. El protagonista: Paula, una mujer como tú y como yo
Paula tiene 35 años. Trabaja como diseñadora gráfica freelance y vive sola desde hace cinco años. No es alguien dramática ni particularmente impulsiva. Al contrario, es racional, amable, eficiente. Pero hay algo que le cuesta mucho: la incomodidad emocional.
Desde hace un tiempo, cada vez que algo le provoca ansiedad, tristeza o enojo, su reacción automática es huir: se encierra en casa, se distrae con series, come más de la cuenta o se sumerge en el trabajo hasta altas horas de la noche. Le cuesta quedarse quieta y simplemente sentir.
Lo que más desea Paula no es un ascenso ni una pareja perfecta. Lo que más desea es paz. Pero cada vez que llega un mal momento, esa paz se evapora. “No debería sentirme así”, se dice. “Ya tendría que haberlo superado”.
Y ahí empieza el ciclo.
2. El conflicto emocional: “Esto no debería estar pasándome”
Todo se desata un viernes por la noche. Recibe un mensaje inesperado de su ex, Miguel. Un simple «Hola, ¿cómo estás?». Pero ese mensaje abre una herida que creía cerrada. De golpe, siente un nudo en el pecho, los pensamientos se agolpan y aparece esa sensación que tanto teme: la incomodidad emocional cruda.
No sabe si está triste, enojada o decepcionada. Solo sabe que quiere que eso desaparezca.
En vez de responder, apaga el celular. Se pone una película. Pide comida. Bebe una copa de vino. No porque lo disfrute… sino porque no puede estar sola con lo que siente.
Esa noche se duerme tarde. No llora, pero tampoco descansa. A la mañana siguiente, la emoción sigue allí. Y algo dentro de ella empieza a preguntarse: ¿Hasta cuándo voy a seguir apagando incendios con distracciones?
3. El intento de solución: Evitar sentir
Durante años, Paula se ha dicho cosas como:
- “No puedo con esto.”
- “Es horrible sentirme así.”
- “Necesito sacarme esto de encima ya.”
Estas frases parecen inocuas, pero en realidad contienen muchas de las creencias irracionales que la TREC (Terapia Racional Emotiva Conductual) identifica como generadoras de sufrimiento innecesarioterapia TREAAAA Resumen de la TREC….
Creencias como:
- Catastrofismo: “Es terrible estar así.”
- Baja tolerancia a la frustración: “No lo soporto.”
- Exigencia de comodidad emocional: “No debería sentir esto.”
Y es ahí donde se empieza a construir el verdadero cambio.
4. El punto de inflexión: Una conversación y un aprendizaje
Días después, Paula decide hablar con su terapeuta. Llega al consultorio con cara de cansancio y confiesa: «Ya no quiero seguir corriendo de mis emociones. Me están alcanzando igual”.
Su terapeuta le propone un experimento simple, basado en el modelo ABC de la TREC:
- A: El mensaje de su ex.
- B: Lo que se dijo a sí misma (“Esto es horrible. No puedo con esto.”).
- C: Ansiedad, evasión, malestar.
Le propone probar una nueva creencia racional:
“No me gusta lo que siento, pero puedo tolerarlo. Esta emoción es desagradable, no peligrosa.”
La frase suena pequeña, pero abre una grieta en el muro de resistencia que había construido. Paula se sorprende: no se siente mejor de inmediato, pero algo ha cambiado. Por primera vez, no intenta escapar. Se sienta con su incomodidad. Y llora.
No se desmorona. No explota. No desaparece.
Solo llora. Y después, respira.
5. El clímax: La primera noche sin huida
Una semana después, vuelve a tener un momento difícil. Está en una reunión con una clienta exigente. Siente tensión, sudor en las manos, incomodidad. Su cuerpo le grita “¡huye!”. Pero recuerda lo aprendido.
Se dice mentalmente:
“Esto es incómodo, sí, pero puedo estar aquí. No es el fin del mundo.”
Y se queda. No lo resuelve todo. No tiene la respuesta perfecta. Pero no huye. Cuando llega a casa, en lugar de desconectarse, escribe en su diario. Nombrar lo que sintió. Lo sostiene. Y vuelve a respirar.
Paula está aprendiendo a vivir con sus emociones, no a eliminar lo que no se puede eliminar.
6. Desenlace: Una nueva forma de vivir el malestar
Con el tiempo, Paula entiende algo profundo: las emociones incómodas no son errores del sistema. Son parte del viaje. Y su trabajo no es exterminarlas, sino aprender a leerlas, tolerarlas y actuar a pesar de ellas.
Ya no se exige no sentirse mal. Se permite sentir sin culpa. Se permite el descanso sin evasión. Y, sobre todo, se permite fallar sin condenarse por ello.
Ahora, cuando la ansiedad toca la puerta, ya no le teme tanto. La escucha. Le pone nombre. Y luego decide qué hacer.
No siempre lo logra. A veces cae. Pero ya no se castiga por ello. Porque aprendió esto:
No se trata de vivir sin incomodidad emocional. Se trata de vivir bien a pesar de ella.
Reflexión final: El mensaje que todos necesitamos escuchar
Paula aprendió que no es débil por sentirse mal. Es humana.
Aprendió que las emociones no son enemigos a vencer, sino señales a comprender.
Y sobre todo, entendió que aceptar la incomodidad emocional no es resignarse, sino empezar a vivir con más libertad.
Porque huir del dolor constantemente, es también huir de uno mismo.
🌱 Aprende tú también a decirte: “Esto me duele… y aun así, puedo seguir.”



