La visión es uno de los sentidos más importantes para los seres humanos. Nos permite percibir el mundo que nos rodea, reconocer a las personas y los objetos, y orientarnos en el espacio. Sin embargo, la visión no es solo una función del ojo, sino también del cerebro. El cerebro procesa la información visual que recibe del ojo y la interpreta según nuestro conocimiento, nuestras emociones y nuestras expectativas. Por eso, la neurociencia puede ayudar a mejorar la visión de muchas maneras.
La neurociencia es la ciencia que estudia el sistema nervioso y sus funciones, incluyendo el cerebro. La neurociencia puede ayudar a mejorar la visión desde diferentes ámbitos: la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación. Veamos algunos ejemplos:
– La prevención: La neurociencia puede ayudar a prevenir problemas de visión relacionados con el envejecimiento, el estrés o las enfermedades neurológicas. Por ejemplo, se ha demostrado que hacer ejercicio físico regularmente mejora la salud cerebral y previene el deterioro cognitivo y visual. También se ha comprobado que practicar actividades que estimulan el cerebro, como leer, aprender idiomas o tocar un instrumento musical, favorece la plasticidad cerebral y la capacidad de adaptación a los cambios visuales.
– El diagnóstico: La neurociencia puede ayudar a diagnosticar problemas de visión que tienen su origen en el cerebro y no en el ojo. Por ejemplo, algunas personas sufren de agnosia visual, que es la incapacidad de reconocer objetos o caras conocidas. Otras personas padecen de hemianopsia, que es la pérdida de la mitad del campo visual debido a una lesión cerebral. Estos problemas pueden detectarse mediante técnicas de neuroimagen, como la resonancia magnética o el electroencefalograma, que permiten observar la actividad cerebral.
– El tratamiento: La neurociencia puede ayudar a tratar problemas de visión mediante terapias farmacológicas o no farmacológicas que actúan sobre el cerebro. Por ejemplo, algunos fármacos pueden mejorar la circulación sanguínea cerebral y favorecer la recuperación de funciones visuales tras un accidente cerebrovascular. Otras terapias pueden estimular el cerebro mediante corrientes eléctricas o magnéticas para mejorar el rendimiento visual o reducir el dolor ocular.
– La rehabilitación: La neurociencia puede ayudar a rehabilitar problemas de visión mediante programas de entrenamiento visual que se basan en los principios de la plasticidad cerebral. La plasticidad cerebral es la capacidad del cerebro de modificar su estructura y su función en respuesta al aprendizaje o a la experiencia. Así, se pueden diseñar ejercicios visuales personalizados que potencien las áreas cerebrales implicadas en la visión y compensen las deficiencias visuales.
Como vemos, la neurociencia puede ayudar en la mejora de la visión desde diferentes perspectivas. La visión es un proceso complejo que involucra al ojo y al cerebro, y por eso es importante cuidar ambos órganos para mantener una buena salud visual.


