¿Te has sentido ansioso últimamente? ¿Has notado que tu ansiedad influye en lo que comes y bebes? Si es así, no estás solo. La ansiedad puede afectar tus hábitos de consumo de varias maneras, y no siempre de forma positiva. Aquí te explicamos cómo la ansiedad puede hacerte comer más, menos o diferente, y qué puedes hacer al respecto.
– Comer más: La ansiedad puede provocar un aumento del apetito, especialmente por alimentos dulces o grasos. Esto se debe a que el cuerpo busca una fuente rápida de energía para afrontar el estrés. Además, comer puede ser una forma de aliviar la tensión o distraerse de los problemas. Sin embargo, comer en exceso puede causar problemas de salud como obesidad, diabetes o colesterol alto.
– Comer menos: La ansiedad también puede causar una disminución del apetito, especialmente por alimentos saludables o variados. Esto se debe a que el cuerpo entra en modo de supervivencia y prioriza las funciones vitales sobre la digestión. Además, la ansiedad puede provocar náuseas, vómitos o dolor de estómago que dificultan el comer. Sin embargo, comer muy poco puede causar problemas de salud como desnutrición, anemia o debilidad.
– Comer diferente: La ansiedad puede hacer que cambies tus preferencias alimentarias, ya sea por aversión o por antojo. Por ejemplo, puedes dejar de comer alimentos que te recuerdan a situaciones estresantes o que te generan culpa. O puedes empezar a comer alimentos que te dan placer o que te ayudan a relajarte. Sin embargo, comer de forma muy selectiva puede causar problemas de salud como deficiencias nutricionales o alergias.
¿Qué puedes hacer para evitar que la ansiedad afecte tus hábitos de consumo? Lo más importante es buscar ayuda profesional si sientes que tu ansiedad es severa o persistente. Un psicólogo o un psiquiatra pueden ayudarte a identificar y tratar las causas de tu ansiedad y a desarrollar estrategias para manejarla. También puedes seguir estos consejos:
– Come de forma regular y equilibrada. Evita saltarte comidas o comer demasiado o muy poco. Elige alimentos nutritivos y variados que te aporten energía y bienestar.
– Bebe suficiente agua. Evita el alcohol, el café o las bebidas azucaradas que pueden aumentar tu ansiedad o deshidratarte.
– Practica ejercicio físico. El ejercicio te ayuda a liberar endorfinas, las hormonas del buen humor, y a reducir el cortisol, la hormona del estrés. Además, te ayuda a mantener un peso saludable y a mejorar tu autoestima.
– Busca actividades que te relajen. Puedes meditar, respirar profundamente, escuchar música, leer un libro o hacer algo que te guste. Estas actividades te ayudan a calmar tu mente y a enfocarte en el presente.
– Apóyate en tus seres queridos. Habla con tus amigos, familiares o personas de confianza sobre lo que te preocupa o te angustia. Ellos pueden escucharte, comprenderte y darte consejo o consuelo.
Recuerda que la ansiedad es una emoción normal y adaptativa que todos experimentamos en algún momento de nuestra vida. Sin embargo, si se vuelve excesiva o interferente, puede afectar nuestra salud física y mental. Por eso, es importante cuidar nuestros hábitos de consumo y buscar ayuda cuando sea necesario.


