La capacidad de tomar decisiones de forma rápida y eficaz es una habilidad muy valorada en el ámbito profesional y personal. Sin embargo, muchas veces nos encontramos con situaciones que nos generan dudas, estrés o ansiedad, y que nos impiden elegir la mejor opción. ¿Cómo podemos mejorar nuestra capacidad de toma de decisiones utilizando técnicas de psicología? En este artículo te presentamos algunas estrategias que te ayudarán a mejorar tu proceso de decisión y a aumentar tu confianza y satisfacción.
– Define el problema y el objetivo: Antes de tomar una decisión, es importante que tengas claro cuál es el problema que quieres resolver y cuál es el objetivo que quieres alcanzar. Esto te ayudará a enfocar tu atención en lo que realmente importa y a evitar distracciones o factores irrelevantes. Además, te permitirá evaluar los posibles resultados de tu decisión en función de si se ajustan o no a tu objetivo.
– Genera alternativas: Una vez que hayas definido el problema y el objetivo, es el momento de generar diferentes alternativas o soluciones posibles. No te limites a la primera opción que se te ocurra, sino que intenta explorar otras perspectivas o puntos de vista. Para ello, puedes utilizar técnicas como el brainstorming, el pensamiento lateral o el análisis DAFO. Cuantas más alternativas tengas, más fácil será encontrar la más adecuada para tu situación.
– Evalúa las alternativas: El siguiente paso es evaluar las ventajas y desventajas de cada alternativa, así como su viabilidad y sus posibles consecuencias. Para ello, puedes utilizar criterios como la eficacia, la eficiencia, la rentabilidad, la ética o la coherencia. También puedes apoyarte en herramientas como las matrices de decisión, los árboles de decisión o los diagramas de flujo. Es importante que seas objetivo y realista en tu evaluación, y que no te dejes influir por sesgos cognitivos o emocionales.
– Elige la mejor alternativa: Una vez que hayas evaluado las alternativas, es el momento de elegir la mejor opción para tu problema y objetivo. Para ello, puedes basarte en la información que has recopilado en los pasos anteriores, así como en tu intuición o experiencia previa. No obstante, ten en cuenta que ninguna decisión es perfecta ni definitiva, y que siempre puedes cambiarla si las circunstancias lo requieren.
– Implementa y revisa la decisión: El último paso es poner en práctica la decisión que has tomado y revisar sus resultados. Para ello, es conveniente que establezcas un plan de acción con los pasos a seguir, los recursos necesarios y los plazos estimados. Asimismo, es recomendable que hagas un seguimiento periódico de la ejecución del plan y que evalúes si se están cumpliendo los objetivos esperados. Si detectas algún problema o desviación, puedes hacer los ajustes necesarios para mejorar tu decisión.
Como ves, la toma de decisiones es un proceso complejo pero también aprendible y mejorable. Con estas técnicas de psicología podrás mejorar tu capacidad de toma de decisiones y sentirte más seguro y satisfecho con tus elecciones.


