La terapia racional emotiva conductual (TREC) es una forma de psicoterapia que se enfoca en ayudar a las personas a cambiar sus creencias irracionales y sus patrones de pensamiento negativos que afectan su bienestar emocional y su comportamiento. La TREC se basa en la idea de que no son los eventos externos los que causan nuestras emociones y reacciones, sino nuestra interpretación y evaluación de esos eventos. Por lo tanto, al modificar nuestras creencias y pensamientos, podemos mejorar nuestra autoestima, nuestra confianza y nuestro sentido de sí mismo.
La TREC se divide en cuatro fases: identificar, cuestionar, reemplazar y practicar. En la primera fase, se trata de identificar las creencias irracionales que nos generan malestar o conflicto. Estas creencias suelen ser absolutistas, exigentes o catastrofistas, y se expresan con palabras como «debo», «tengo que», «nunca», «siempre» o «no puedo». Por ejemplo, una creencia irracional podría ser: «Debo ser perfecto en todo lo que hago o soy un fracaso».
En la segunda fase, se trata de cuestionar la validez y la utilidad de esas creencias. Se pueden usar preguntas como: ¿Qué evidencia tengo para sostener esta creencia? ¿Qué consecuencias tiene esta creencia para mí y para los demás? ¿Qué alternativas hay a esta creencia? ¿Qué pasaría si dejara de creer esto? Al cuestionar nuestras creencias irracionales, podemos darnos cuenta de que son ilógicas, irracionales o infundadas.
En la tercera fase, se trata de reemplazar las creencias irracionales por otras más racionales, realistas y adaptativas. Estas creencias se basan en la aceptación, la preferencia y la probabilidad, y se expresan con palabras como «quisiera», «preferiría», «a veces», «puedo» o «es posible». Por ejemplo, una creencia racional podría ser: «Quisiera hacer las cosas bien, pero sé que nadie es perfecto y que puedo aprender de mis errores».
En la cuarta fase, se trata de practicar las nuevas creencias racionales en situaciones cotidianas, para reforzarlas y consolidarlas. Se pueden usar técnicas como el diálogo interno positivo, el autoelogio, el ensayo conductual o la exposición gradual. Al practicar las nuevas creencias racionales, podemos experimentar emociones más positivas y saludables, y actuar de manera más coherente y eficaz.
La terapia racional emotiva conductual es una herramienta poderosa para reconstruir nuestra identidad y sentido de sí mismo. Al cambiar nuestras creencias irracionales por otras más racionales, podemos mejorar nuestra autoimagen, nuestra autoestima y nuestra autoconfianza. Así, podemos vivir una vida más plena, feliz y satisfactoria.


