Según la terapia racional emotiva conductual (TREC), una de las formas más efectivas de mejorar nuestra salud mental y nuestra satisfacción con la vida es cultivar la conexión emocional con las personas que nos importan. La conexión emocional se refiere a la capacidad de compartir nuestros sentimientos, pensamientos, necesidades y deseos con otra persona, y de comprender y validar los suyos. La intimidad emocional es el grado de conexión emocional que existe entre dos personas, y se basa en la confianza, el respeto, la honestidad y la comunicación.
La TREC nos enseña que muchas de las dificultades que experimentamos en nuestras relaciones se deben a creencias irracionales que tenemos sobre nosotros mismos, los demás y el mundo. Estas creencias nos impiden expresar nuestras emociones de forma auténtica y saludable, y nos hacen reaccionar de forma defensiva o agresiva ante las emociones de los demás. Algunas de estas creencias irracionales son:
– Debo ser perfecto/a y complacer a todo el mundo para ser querido/a y aceptado/a.
– Los demás deben tratarme siempre bien y hacer lo que yo quiero para que yo sea feliz.
– El mundo debe ser justo y darme lo que merezco para que yo pueda disfrutar de la vida.
La TREC nos propone cuestionar estas creencias irracionales y sustituirlas por otras más racionales, flexibles y adaptativas, que nos permitan desarrollar una mayor autoestima, una mayor tolerancia a la frustración y una mayor empatía. Algunas de estas creencias racionales son:
– Soy una persona imperfecta pero valiosa, y puedo aceptarme y quererme tal como soy.
– Los demás son personas imperfectas pero valiosas, y puedo respetarlos y apreciarlos aunque no siempre esté de acuerdo con ellos o hagan lo que yo quiero.
– El mundo es un lugar imperfecto pero interesante, y puedo afrontar sus desafíos y aprovechar sus oportunidades.
Al adoptar estas creencias racionales, podemos mejorar nuestra capacidad de conectar emocionalmente con los demás, ya que nos sentimos más seguros/as de nosotros/as mismos/as, más abiertos/as a escuchar y comprender a los demás, y más dispuestos/as a expresar nuestros sentimientos de forma asertiva y respetuosa. Así, podemos crear relaciones más profundas, significativas y satisfactorias, basadas en la intimidad emocional.


