La ansiedad es una emoción normal que nos ayuda a enfrentarnos a situaciones de estrés o peligro. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva, frecuente o desproporcionada, puede interferir con nuestra calidad de vida y nuestro bienestar psicológico. En estos casos, es conveniente buscar ayuda profesional y aprender a manejar la ansiedad de forma adecuada.
Una de las formas más efectivas de tratar la ansiedad es mediante las técnicas cognitivo-conductuales. Estas técnicas se basan en el principio de que nuestros pensamientos, emociones y conductas están relacionados entre sí, y que podemos modificarlos para mejorar nuestro estado de ánimo y nuestra adaptación al entorno.
Las técnicas cognitivo-conductuales para la ansiedad se pueden dividir en dos grupos: las técnicas cognitivas y las técnicas conductuales. Las técnicas cognitivas se enfocan en identificar y modificar los pensamientos negativos, irracionales o distorsionados que generan o mantienen la ansiedad. Por ejemplo, podemos cuestionar la veracidad o la utilidad de nuestros pensamientos, buscar evidencias a favor o en contra de ellos, o sustituirlos por otros más realistas y positivos.
Las técnicas conductuales se enfocan en cambiar las conductas que nos provocan o agravan la ansiedad, o que nos impiden afrontarla. Por ejemplo, podemos exponernos gradualmente a las situaciones que nos causan ansiedad, practicar la relajación muscular o la respiración diafragmática, o reforzar nuestras conductas adaptativas y saludables.
Para aplicar estas técnicas, es recomendable contar con el apoyo y la orientación de un profesional de la psicología, que pueda evaluar nuestro caso y diseñar un plan de intervención personalizado. Así, podremos aprender a controlar nuestra ansiedad y a mejorar nuestra calidad de vida.


