El trastorno dismórfico corporal (TDC) es una condición psicológica que se caracteriza por una preocupación excesiva y obsesiva por algún defecto percibido en la apariencia física, que no es evidente o es muy leve para los demás. Las personas con TDC pueden pasar horas al día pensando en sus defectos, revisándose en el espejo, comparándose con otros, evitando situaciones sociales o buscando soluciones cosméticas o quirúrgicas para su problema.
La terapia cognitivo conductual (TCC) es un tipo de psicoterapia que ha demostrado ser eficaz para tratar el TDC. La TCC se basa en el principio de que los pensamientos, las emociones y las conductas están interrelacionados y se influyen mutuamente. Por lo tanto, la TCC busca modificar los pensamientos negativos y distorsionados sobre la imagen corporal, las emociones de ansiedad, vergüenza y depresión asociadas a ellos, y las conductas compulsivas o de evitación que los mantienen.
La TCC para el TDC suele incluir los siguientes componentes:
– Educación sobre el TDC y la TCC: el terapeuta explica al paciente qué es el TDC, cómo se desarrolla y se mantiene, y cómo la TCC puede ayudarle a superarlo.
– Registro de pensamientos automáticos: el paciente aprende a identificar y anotar los pensamientos negativos que tiene sobre su apariencia, así como las situaciones que los desencadenan y las emociones y conductas que provocan.
– Reestructuración cognitiva: el paciente aprende a cuestionar y desafiar los pensamientos negativos sobre su apariencia, buscando evidencias a favor y en contra de ellos, y sustituyéndolos por otros más realistas y adaptativos.
– Exposición y prevención de respuesta: el paciente se expone gradualmente a las situaciones que teme o evita por su apariencia, sin realizar las conductas compulsivas o de seguridad que suele hacer para aliviar su ansiedad. El objetivo es que el paciente se habitúe a la ansiedad y compruebe que sus temores no se cumplen.
– Entrenamiento en habilidades sociales y autoestima: el paciente aprende a mejorar su comunicación y su asertividad con los demás, así como a valorarse positivamente por sus cualidades personales más allá de su apariencia.
La TCC para el TDC suele tener una duración de entre 12 y 20 sesiones, dependiendo de la gravedad y la complejidad del caso. Los estudios han mostrado que la TCC puede reducir significativamente los síntomas del TDC, mejorar la calidad de vida y prevenir las recaídas a largo plazo.


