La terapia racional emotiva conductual (TREC) es un enfoque psicológico que se basa en la idea de que nuestros pensamientos influyen en nuestras emociones y comportamientos. Según la TREC, muchas de las dificultades que experimentamos en la vida se deben a creencias irracionales o distorsionadas que nos impiden ver la realidad de forma objetiva y adaptativa.
Una de las creencias irracionales más comunes es la exigencia, es decir, el pensamiento de que las cosas deben ser como nosotros queremos o esperamos, y que si no lo son, nos sentimos frustrados, enojados o deprimidos. La exigencia nos lleva a tener una actitud de insatisfacción crónica, de queja y de falta de aprecio por lo que tenemos.
La TREC nos propone cambiar la exigencia por la preferencia, es decir, aceptar que las cosas no siempre son como nos gustaría, pero que podemos adaptarnos a ellas y buscar soluciones. La preferencia nos lleva a tener una actitud de gratitud y aprecio por lo que tenemos, por lo que somos y por lo que podemos hacer.
La gratitud y el aprecio son emociones positivas que nos ayudan a valorar lo bueno de nuestra vida, a reconocer lo que hemos logrado y lo que hemos recibido de los demás. La gratitud y el aprecio también nos ayudan a ser más generosos, empáticos y altruistas con los demás, ya que nos hacen conscientes de que todos somos interdependientes y necesitamos de la colaboración y el apoyo mutuo.
La TREC nos ofrece algunas estrategias para desarrollar una actitud de gratitud y aprecio, como por ejemplo:
– Llevar un diario de gratitud, en el que escribamos cada día al menos tres cosas por las que estamos agradecidos.
– Expresar verbalmente o por escrito nuestro agradecimiento a las personas que nos han ayudado o hecho algo bueno por nosotros.
– Practicar la meditación o el mindfulness, enfocando nuestra atención en el momento presente y en las sensaciones positivas que experimentamos.
– Hacer un balance de nuestra vida, reconociendo nuestros logros, fortalezas y virtudes, así como los desafíos superados y las lecciones aprendidas.
– Ser conscientes de las cosas buenas que tenemos y que damos por sentadas, como la salud, la familia, los amigos, el trabajo, etc.
Desarrollar una actitud de gratitud y aprecio con la TREC puede mejorar nuestra salud mental y física, nuestra autoestima y nuestra felicidad. Además, puede favorecer nuestras relaciones interpersonales y nuestra contribución al bienestar social. Por eso, te invitamos a poner en práctica estas estrategias y a disfrutar de los beneficios de ser una persona más agradecida y apreciativa.


