Una de las ideas más estúpidas y autodestructivas que los seres humanos perpetúan es la creencia de que el cambio debe ser rápido, lineal y sin recaídas. Como si todo progreso real tuviera que venir con aplausos, certezas y gratificación inmediata. ¡Patrañas! El verdadero cambio personal no es un paseo por el parque. Es un proceso complejo, lleno de tropiezos, incomodidades y momentos en los que querrás renunciar. Pero si comprendes lo que significa «confiar en tu proceso», estarás mucho más cerca de una vida emocionalmente saludable.
La trampa de la impaciencia irracional
La mayoría de la gente se dice cosas como:
- “Ya debería haber superado esto.”
- “No soporto sentirme así tanto tiempo.”
- “Necesito resultados inmediatos o esto no sirve.”
Esto, en el lenguaje de la TREC, es una combinación letal de exigencias absolutistas («debería») con baja tolerancia a la frustración («no lo soporto») y tremendismo emocional («esto es insoportable»). Estas creencias irracionales no solo son lógicas como un paraguas sin tela, sino que además sabotean activamente tu progreso.
Aceptar que el cambio lleva tiempo no es resignarse, es madurar
El cambio emocional y cognitivo no ocurre solo por tener una epifanía. Requiere práctica, esfuerzo deliberado y sobre todo paciencia racional. La terapia no es magia; es una disciplina. Puedes tener avances, retrocesos, momentos de duda, días en los que todo parece en ruinas… y aún así estar avanzando.
¿Quieres pruebas? Mírate. Sigues aquí, leyendo, trabajando, intentando. Tal vez no estés donde querías estar, pero no estás donde empezaste. Eso es progreso.
El proceso implica recaídas… y eso está bien
Uno de los mayores errores que cometemos es creer que una recaída invalida todo lo aprendido. ¡Absurdo! Una recaída es simplemente una parte del proceso de aprendizaje. ¿Qué niño aprende a caminar sin caerse una y otra vez? Confiar en tu proceso significa saber que puedes tropezar sin destruirte, aprender sin tener que ser perfecto, mejorar aunque no lo veas de inmediato.
¿Qué puedes hacer para confiar más en tu proceso?
- Identifica tus creencias irracionales sobre el cambio. ¿Te estás exigiendo perfección? ¿Estás dramatizando tus fallos? ¿Estás diciendo que no puedes tolerar sentirte incómodo? Entonces, ¡detente! Cuestiónalas. Derrótalas. Cámbialas.
- Sustituye por creencias racionales:
- “Me gustaría avanzar más rápido, pero no necesito hacerlo a esta velocidad.”
- “Puedo soportar la incomodidad del cambio, aunque no me guste.”
- “Cada paso cuenta, incluso los más lentos o inseguros.”
- Aplica el método ABCDE de TREC cada vez que sientas desesperanza: detecta el activador (A), identifica tus creencias irracionales (B), reconoce las consecuencias emocionales y conductuales (C), debate (D) con lógica, realismo y utilidad, y consolida efectos racionales nuevos (E) como la paciencia, la perseverancia y la tolerancia.
- Hazlo aunque no tengas ganas. La motivación no es el motor del cambio, es el resultado del hábito. Actúa racionalmente y la emoción te seguirá.
Conclusión
Confiar en tu proceso no es una frase bonita de Instagram. Es una actitud racional. Es entender que cambiar no es una línea recta ni un sprint. Es una maratón cognitiva en la que tropiezas, te levantas, sudas, insultas tus pensamientos irracionales… y avanzas. No porque el camino sea fácil, sino porque sabes que vale la pena.
Así que sigue. Tropieza, ajusta, aprende… pero no pares. Confía en tu proceso. No porque sea perfecto, sino porque es tuyo, y está en marcha.


