Juan era un padre ocupado, siempre con un pie en la oficina y otro en casa. Amaba a su hija Sofía, pero a menudo, en su intento de ayudarla, minimizaba sus emociones. Cuando Sofía lloraba por un problema en la escuela, Juan le decía: “No es para tanto, ya pasará”. Creía que así le enseñaba fortaleza, pero, en realidad, estaba apagando la voz de Sofía.
Una noche, mientras revisaba un proyecto, escuchó a Sofía sollozando. En lugar de continuar con su trabajo, decidió acercarse. Esta vez no dijo nada, solo la escuchó. “Papá, a veces siento que lo que digo no importa”, confesó Sofía con lágrimas en los ojos. Juan sintió una punzada en el corazón. Fue entonces cuando entendió que validar no era resolver, sino reconocer.
Tres consejos para validar las emociones de tus hijos:
- Escucha sin interrumpir ni juzgar: A menudo, los niños no buscan soluciones, solo quieren sentirse escuchados. Muestra interés genuino preguntando: “¿Cómo te sientes con eso?” o “¿Quieres contarme más?”.
- Reconoce sus emociones sin minimizarlas: Usa frases como: “Parece que esto es importante para ti” o “Entiendo que te sientas así”. Esto les enseña que sus sentimientos son válidos, sin importar su intensidad.
- Ayuda a poner nombre a las emociones: Si tu hijo está frustrado pero no puede expresarlo, di: “Parece que estás enojado. ¿Es eso lo que sientes?”. Esto no solo los calma, sino que también los educa emocionalmente.
Después de aquella noche, Juan empezó a cambiar su enfoque. Poco a poco, Sofía comenzó a abrirse más. Se sintió valorada, comprendida y, lo más importante, amada tal como era.
Al validar las emociones de tus hijos, estás sembrando las semillas de la empatía y la confianza en ellos mismos. Recuerda, no se trata de corregir ni de evitar el dolor, sino de acompañarlos en su camino emocional.
✨ “Validar es escuchar con el corazón. Es enseñarles que todas las emociones tienen un lugar en el mundo.” ✨ Compartir este mensaje puede ayudar a más padres a construir un puente emocional con sus hijos. 💞



