📖 La historia de Damián y su cerebro nocturno con personalidad propia
Damián tenía 34 años y una vida, digamos… bastante normal. Tenía un trabajo estable, una pareja amorosa, un gato que lo ignoraba lo justo y una rutina que muchos envidiarían. Pero cada noche, cuando apagaba la luz, se abría un portal a otra dimensión. No, no era al más allá… sino a su propia mente.
Apenas cerraba los ojos, su cerebro —como si fuera un showman de medianoche— encendía reflectores y empezaba con lo mejor de su repertorio:
“¿Y si mañana te echan del trabajo?”
“¿Te acordás cuando dijiste algo raro en segundo grado y todos se rieron?”
“¿Y si se cae el techo ahora mismo?”
“¿Y si sos adoptado y nadie te lo dijo?”
Damián no entendía por qué esos pensamientos tan absurdos, incómodos o existenciales lo visitaban justo cuando lo único que quería era dormir. ¿Estaba volviéndose loco?
Spoiler: no, no estaba.
🧠 ¿Qué dice la ciencia sobre esto?
Cuando te estás quedando dormido, tu cerebro cambia de frecuencia. Literalmente. En ese estado de transición, llamado hipnagogia, se mezclan restos del día, emociones no procesadas, ideas creativas y, a veces, miedos que nunca te tomaste el tiempo de revisar. Tu mente ya no tiene el filtro lógico de la vigilia y aparece el lado surrealista de tu conciencia.
Es como si tu cerebro dijera: «Ah, ¿estás sin distracciones? Perfecto, tengo una lista de cosas incómodas que nunca resolviste.”
💡 Consejos prácticos para no ahogarte en tus propios pensamientos raros
- Anótalos: Lleva una libreta junto a la cama. Escribir esos pensamientos les quita poder y te permite ver que, en su mayoría, son absurdos o inofensivos.
- Respira diferente: Respiraciones largas y profundas (4 segundos inhalar, 7 mantener, 8 exhalar) ayudan a decirle al cerebro: “Todo está bien. No es hora de pelear con un dragón imaginario.”
- Haz una rutina de cierre mental: Antes de acostarte, realiza un pequeño ritual: luz suave, cero pantallas, una lectura ligera o una meditación. Dale a tu mente la señal de que ya puede descansar.
- Habla con esos pensamientos como si fueran niños con miedo: En vez de luchar con ellos, respóndeles con ternura: “Gracias por preocuparte, pero ahora no es momento. Mañana lo resolvemos si hace falta.”
✨ Reflexión final
Damián, como tú y como todos nosotros, no necesita “dejar de pensar” para dormir mejor. Solo necesitaba reconciliarse con la idea de que su mente, al final del día, no busca sabotearlo… solo ser escuchada.
La próxima vez que tu cerebro quiera hacer un monólogo existencial a las 23:47, respóndele con cariño y no con miedo. Porque a veces, lo que parece un pensamiento raro… es solo una parte de ti que quiere sanar.
💤 “Tu paz mental no comienza cuando todo está en silencio… comienza cuando aprendes a silenciarte por dentro.”
Comparte esta historia con alguien que también se pregunta por qué su mente se convierte en un parque temático nocturno. ✨



