“¿Y si me odia? ¿Y si me despiden? ¿Y si mi mensaje fue malinterpretado, y ahora todos creen que soy un monstruo?”
Así empezaba la mañana de Clara, una mujer brillante, empática… y con un máster en sobreactuar mentalmente. Su cerebro era como Netflix en modo maratón de drama: capítulo tras capítulo de tragedias imaginarias.
Clara era lo que algunos llamarían una «drama queen emocional», pero solo por dentro. Por fuera, sonreía, trabajaba, respondía mensajes con emojis neutros. Por dentro, su mente hacía fiestas de ansiedad con DJ Culpabilidad y luces de culpa intermitente.
Hasta que un día, su psicólogo le soltó una frase que cambió el guion:
«Clara, no todo es sobre ti. Y eso… es liberador.»
🎭 La historia detrás del drama
Desde pequeña, Clara fue criada con la idea de que tenía que portarse bien, quedar bien y no molestar. Cada error era una alarma de emergencia. Así, con los años, su mente aprendió a darle zoom a todo: una mirada rara, un correo sin emojis, un “ok” seco. Todo era interpretado como un miniapocalipsis.
Pero con el tiempo, y tras muchas sesiones de autoconocimiento, aprendió algo poderoso:
No todo lo que sentimos es un hecho. Y no todo lo que pensamos es verdad.
🧠 El mecanismo detrás del drama interno
Cuando somos demasiado serios con nosotros mismos, nuestro cerebro entra en modo alerta. Sobrecarga de pensamiento, proyección de escenarios catastróficos, y una sobredosis de «¿Y si…?».
Esto no solo agota, sino que distorsiona la realidad. Nos hace reaccionar a lo que imaginamos, no a lo que está pasando.
🔧 Consejos prácticos para bajar el volumen del drama:
- Ponle nombre a tu drama queen interna.
Clara le puso «Doña Hipérbola». Cuando su mente empezaba a exagerar, ella decía:
“Gracias, Doña Hipérbola, pero no te necesito hoy.”
El humor desactiva la bomba emocional. - Cambia la pregunta.
En vez de “¿Y si todo sale mal?”, pregúntate:
“¿Y si todo sale mejor de lo que espero?”
El poder está en el enfoque. - Recuerda: todo pasa.
Hoy ese problema parece gigante, pero ¿lo recordarás en cinco años? Si no… no merece tanta energía. - Rodéate de personas que no alimenten el drama.
Quien te escucha con amor, pero también te devuelve a la tierra, es un tesoro. - Haz pausas para respirar. Literalmente.
A veces no necesitas una solución, solo un respiro profundo y una carcajada.
Inspiración final:
“La vida es demasiado corta para vivirla en modo tragedia griega. Aprende a reírte de ti mismo, y te habrás regalado libertad.”
Comparte esto si tú también tienes una drama queen interna… y ya es hora de mandarla de vacaciones. 🌴💆♀️✨



