«El cerebro no sabe diferenciar entre un tigre y tu jefe, ¡y aquí está la prueba!»

2–3 minutos

Un lunes por la mañana. Estás en el elevador con tu jefe. Él no dice nada, tú no dices nada, pero sientes que algo está mal. Empiezas a sudar, el corazón se te acelera, y tu mente grita: “¡Estamos en peligro!”. Todo esto porque… te miró raro.

Tranquilo. No estás loco. Tu cerebro solo está confundido. ¿Por qué? Porque ese órgano maravilloso que tienes en la cabeza aún cree que vives en la sabana africana y que todo lo que te estresa es un tigre a punto de comerte.

Sí, tu cerebro no distingue entre un jefe enojado y un felino hambriento. Para él, ambos son amenazas letales.


🧠 ¿Cómo llegamos a esto?

Tu amígdala cerebral, esa parte responsable de detectar peligros, funciona como un guardia de seguridad sin filtro. Ve algo sospechoso y de inmediato suena la alarma. No se toma la molestia de preguntar si es un león de verdad o solo un correo pasivo-agresivo con copia al director general.

La señal va al cuerpo: adrenalina, cortisol, taquicardia. ¡Modo supervivencia activado!

Solo que ahora, en lugar de correr por tu vida, te quedas paralizado en tu escritorio, googleando “cómo renunciar con dignidad” mientras intentas no llorar en tu taza de café.


🐯 ¿Y si fuera un tigre de verdad?

Mira, si estuvieras frente a un tigre de verdad, correrías, treparías, te harías el muerto. Algo físico harías.

Pero si es tu jefe, no puedes correr (aunque ganas no te faltan). Entonces, toda esa energía se acumula y te convierte en una olla exprés emocional.


💡 Entonces, ¿qué hago?

No puedes reprogramar tu cerebro con un USB, pero sí puedes enseñarle a diferenciar entre un tigre y tu jefe. Aquí algunas herramientas de comedia emocional y sabiduría racional-emotiva para que dejes de vivir cada junta como si fuera una selva:

  1. Háblate como a un amigo cuerdo. En vez de decirte “¡soy un idiota, me van a correr!”, prueba con “tuve un mal día, pero eso no define quién soy”. Casi mágico.
  2. Deja de «tigerizar» cada cosa. Tu cerebro ama el drama, pero tú puedes responder con humor: “¡Ah, mira! Otro mail urgente que no salvará el mundo. Qué emocionante”.
  3. Reentrena tu sistema de alarma. Cada vez que sientas esa reacción exagerada, haz una pausa, respira profundo y pregúntate: “¿Esto es una amenaza real o solo otra junta de seguimiento?”. Spoiler: es lo segundo.

🎯 Conclusión positiva:

No necesitas eliminar el estrés. Solo tienes que dejar de tratarlo como si fuera el fin del mundo. Y si algún día enfrentas un tigre de verdad… bueno, ahí sí corre y grita como loco.

Pero mientras sea tu jefe, respira, sonríe, y recuerda: no estás en peligro, solo estás en lunes.

Y eso, querido lector, lo puedes sobrevivir.


💬 Acepta que tu cerebro exagera, ríete un poco, y sigue. Que el único drama que necesitas… es el de tus series favoritas.


Trastornos mentales de Los Simpson: 10 personajes y sus “locuras” más conocidasTrastornos mentales de Los Simpson: 10 personajes y sus “locuras” más conocidas21 de septiembre de 2025Psicólogo Juan José Hernández Lira

aceptación incondicional Agresividad Albert Ellis Ansiedad autoaceptación autoestima autoexigencia baja tolerancia a la frustración bienestar bienestar emocional Cambiar cambio emocional comunicación control emocional crecimiento personal creencias irracionales Depresión diálogo interno emociones emociones intensas emociones negativas enojo Estrés fff Insomnio Manejo de conductas Manejo de emociones Metas Motivación Pareja pensamiento irracional pensamientos irracionales perfeccionismo Recursos Resiliencia Responsabilidad emocional Salud Mental SaludMental Terapia Terapia Cognitivo Conductual terapia racional emotiva Terapia Racional Emotiva conductual Tolerancia a la Frustración Trastornos TREC

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