Cómo gestionar tus emociones sin explotar como un volcán

4–6 minutos


El día que Clara se sintió a punto de estallar

Clara tenía 34 años, vivía sola, trabajaba en atención al cliente y amaba las plantas. También odiaba que le alzaran la voz, que le dijeran cómo hacer su trabajo o que alguien se le colara en la fila del súper. Cosas pequeñas… que cuando se acumulaban, se volvían volcanes.

Ese martes todo salió mal. Su jefe le pidió que “sonriera más”. Una clienta colgó en su cara. Se le olvidó regar sus plantas. Y cuando llegó al supermercado y una señora se metió delante suyo en la fila, sintió ese calor subirle por la espalda, como lava subiendo desde su estómago. Su respiración se aceleró. La mandíbula se le tensó. Su mente solo repetía: “¡No puede ser, siempre lo mismo, no lo soporto!”.

No explotó. Pero salió del súper temblando, con los ojos llenos de lágrimas. ¿Por qué reaccionaba así? ¿Por qué todo le afectaba tanto?


Un volcán por dentro: cuando no sabes qué hacer con lo que sientes

Clara no entendía por qué algo tan pequeño le hacía tanto daño. ¿Era demasiado sensible? ¿Estaba rota?

No. Pero sí estaba cargando más de lo que su mente podía sostener.

Había aprendido desde niña a tragarse lo que sentía. Llorar era “drama”, enojarse era “malo”, y mostrarse vulnerable era “ser débil”. Así que reprimía, tragaba, fingía que todo estaba bien… hasta que no podía más.

Ese día del supermercado no era por la señora. Era por todas las veces que sintió que no podía poner límites. Era por su jefe, por su ex, por su infancia. Era por no saber que las emociones, si no las expresas con consciencia, se filtran en forma de explosiones o enfermedades.


Cuando parecía que todo iba a desbordarse…

Dos días después de aquel colapso, Clara buscó ayuda. Entró a terapia. Se sentía rara, como si estuviera admitiendo que había fracasado.

Pero la terapeuta le dijo algo que la descolocó: “Saber que necesitas ayuda y buscarla es un acto de fuerza, no de debilidad.”

En esa primera sesión, aprendió algo esencial. Le enseñaron el modelo ABC de la TREC (Terapia Racional Emotiva Conductual):

  • A: El Acontecimiento (que alguien se te cuele en la fila)
  • B: La creencia (“No debería pasarme esto. No lo soporto. La gente es una egoísta.”)
  • C: La consecuencia emocional (ira, angustia, llanto, tensión corporal)

El problema no era tanto lo que pasaba, sino lo que Clara se decía a sí misma sobre eso.


El giro: aprender a pensar diferente para sentir diferente

Durante las semanas siguientes, Clara comenzó a identificar las ideas rígidas que cargaba:

  • “No puedo tolerar que me traten mal.”
  • “Debo ser fuerte todo el tiempo.”
  • “Si me enojo, soy una mala persona.”

Su terapeuta le mostró cómo debatir estas ideas con lógica, empatía y realismo:

  • “Preferiría que no me trataran así, pero puedo manejarlo.”
  • “Ser fuerte no significa nunca pedir ayuda.”
  • “Enojarse no me hace mala. Es humano. Lo importante es qué hago con ese enojo.”

Y algo cambió.

Poco a poco, Clara empezó a notar el momento exacto en que la emoción aparecía. Ya no reaccionaba automáticamente. Respiraba. Se decía: “Esto es molesto, pero no terrible. Puedo elegir cómo responder.”

Era como tener un botón de pausa entre el impulso y la acción.


El clímax: el día que no explotó y se sintió más poderosa que nunca

Un mes después, volvió a pasar. Una compañera de trabajo la interrumpió con tono despectivo. Clara sintió cómo la lava subía. Pero esta vez, respiró.

La miró a los ojos y le dijo, con calma y firmeza:
«Te pido que no me hables así. Podemos resolverlo de otra manera.»

No gritó. No lloró. No se fue corriendo.

Y lo más sorprendente: se sintió en paz. Como si, por primera vez, se hubiera defendido sin perderse a sí misma.


El después: emociones, sí; explosiones, no

Clara no dejó de sentir. A veces aún se frustra, se cansa, se enoja. Pero ahora entiende que las emociones son señales, no enemigos. Que no hay que silenciarlas ni dejar que gobiernen. Hay que escucharlas, entenderlas, y actuar desde la razón y no desde la explosión.

Aprendió a hablarse con más compasión. A aceptar que ser emocional no es ser débil, sino ser profundamente humana. A tolerar la frustración sin dramatizarla.

Y, sobre todo, entendió algo vital: no puedes controlar todo lo que pasa, pero sí puedes aprender a elegir cómo responder.


Reflexión final: la emoción no es el problema, la represión y el descontrol sí

Todos tenemos días en que parece que vamos a explotar. Pero no se trata de evitar sentir. Se trata de aprender a sentir sin desbordarse.

Clara descubrió que gestionar sus emociones no era reprimirlas, sino canalizarlas. Que no hay emociones buenas o malas, solo formas sanas o dañinas de expresarlas. Que el autocontrol no es frialdad, es sabiduría emocional.

Y tú también puedes aprenderlo. Porque explotar no es tu destino. Es solo una señal de que ya es hora de escucharte.


¿Te sentiste identificado con la historia de Clara? Compártela. Tal vez alguien más necesita saber que no está solo.


¿Te gustaría aprender técnicas para gestionar tus emociones en la vida diaria? Síguenos y descubre más herramientas de la Terapia Racional Emotiva y otros enfoques de salud mental.


Trastornos mentales de Los Simpson: 10 personajes y sus “locuras” más conocidasTrastornos mentales de Los Simpson: 10 personajes y sus “locuras” más conocidas21 de septiembre de 2025Psicólogo Juan José Hernández Lira

aceptación incondicional Agresividad Albert Ellis Ansiedad autoaceptación autoestima autoexigencia baja tolerancia a la frustración bienestar bienestar emocional Cambiar cambio emocional comunicación control emocional crecimiento personal creencias irracionales Depresión diálogo interno emociones emociones intensas emociones negativas enojo Estrés fff Insomnio Manejo de conductas Manejo de emociones Metas Motivación Pareja pensamiento irracional pensamientos irracionales perfeccionismo Recursos Resiliencia Responsabilidad emocional Salud Mental SaludMental Terapia Terapia Cognitivo Conductual terapia racional emotiva Terapia Racional Emotiva conductual Tolerancia a la Frustración Trastornos TREC

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Descubre más desde Psicólogo en línea